Duramente golpeado por un fracaso amoroso, un escritor lo abandona todo: su profesión, sus amistades, su ciudad, y corta todos los lazos que lo unen a su vida cotidiana. Desde su reclusión voluntaria en un pueblito remoto entablará una singular relación con una familia local.
Entre la novela erótica y una suerte de gótico rioplatense, Ercole Lissardi bucea en la lujuria, la brutalidad y la blasfemia para exorcizar los fantasmas de la vida del escritor y del lugar.

*
Hay algo tautológico en el caso Lissardi, porque es un escritor de género o de nicho en un país donde todos los escritores son raros o están en los márgenes del canon. Sin embargo, y justamente por operar por fuera de los radares, la literatura uruguaya es una de las trincheras más feroces de la literatura en castellano y sus escritores son un virus terrible para el continente. Onetti fue determinante para toda una generación. Mario Levrero, después, tuvo un efecto sísmico del que todavía nos estamos recuperando. Lissardi sabe desde dónde trabaja, y el suyo es un lugar de deliberado repliegue: escribe desde la literatura uruguaya, escribe desde el seudónimo, escribe desde el subgénero. Sólo desde ahí, como un animal agazapado, puede lanzar sus zarpazos y hacer un tajo en la buena conciencia de los lectores. – Mauro Libertella

La sagrada familia - Ercole lissardi

$17.000
La sagrada familia - Ercole lissardi $17.000

Duramente golpeado por un fracaso amoroso, un escritor lo abandona todo: su profesión, sus amistades, su ciudad, y corta todos los lazos que lo unen a su vida cotidiana. Desde su reclusión voluntaria en un pueblito remoto entablará una singular relación con una familia local.
Entre la novela erótica y una suerte de gótico rioplatense, Ercole Lissardi bucea en la lujuria, la brutalidad y la blasfemia para exorcizar los fantasmas de la vida del escritor y del lugar.

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Hay algo tautológico en el caso Lissardi, porque es un escritor de género o de nicho en un país donde todos los escritores son raros o están en los márgenes del canon. Sin embargo, y justamente por operar por fuera de los radares, la literatura uruguaya es una de las trincheras más feroces de la literatura en castellano y sus escritores son un virus terrible para el continente. Onetti fue determinante para toda una generación. Mario Levrero, después, tuvo un efecto sísmico del que todavía nos estamos recuperando. Lissardi sabe desde dónde trabaja, y el suyo es un lugar de deliberado repliegue: escribe desde la literatura uruguaya, escribe desde el seudónimo, escribe desde el subgénero. Sólo desde ahí, como un animal agazapado, puede lanzar sus zarpazos y hacer un tajo en la buena conciencia de los lectores. – Mauro Libertella