Las invasiones es una historia de amor imposible, el relato de un viaje alucinado, la creación de una geografía paradójica, el sueño de la memoria cuando se retuerce sobre sí misma y se pixela y se arruina como un mapa arrugado. ¿Quiénes son los invasores que llegan una mañana a Saint-Malo, la pequeña ciudad de la Pampa?, ¿quién es el enigmático Snobby Price, que guía a Yanic y Lena hasta una Bahía Blanca de la imaginación?, ¿qué cosa significa una invasión?

Francisco Álvez nos trae en este relato una fascinante exploración de las zonas pixeladas de la memoria, la historia, lo extranjero, una narración que, como su propia geografía, puede ser leída como una superposición de registros siempre en diálogo con los libros anteriores del autor: Los restos del naufragio y La noche americana.

«Las monstruosas sombras cortaban como castillos el horizonte: eran tierras de formas voluptuosas, islas flotantes que aguijoneaban el tiempo, la superficie encrespada del mar, que se daba contra las rocas. Yanic miraba desde la costa, y pronto notó las miradas de otros que se iban acercando lentamente, maravillados de espanto. Cuando los barcos eran ya una realidad más tangible, construcciones de madera y tela, y hierro, y pensamiento, comenzó violentamente a llover».

Las invasiones - Francisco Álvez

$8.500
Las invasiones - Francisco Álvez $8.500

Las invasiones es una historia de amor imposible, el relato de un viaje alucinado, la creación de una geografía paradójica, el sueño de la memoria cuando se retuerce sobre sí misma y se pixela y se arruina como un mapa arrugado. ¿Quiénes son los invasores que llegan una mañana a Saint-Malo, la pequeña ciudad de la Pampa?, ¿quién es el enigmático Snobby Price, que guía a Yanic y Lena hasta una Bahía Blanca de la imaginación?, ¿qué cosa significa una invasión?

Francisco Álvez nos trae en este relato una fascinante exploración de las zonas pixeladas de la memoria, la historia, lo extranjero, una narración que, como su propia geografía, puede ser leída como una superposición de registros siempre en diálogo con los libros anteriores del autor: Los restos del naufragio y La noche americana.

«Las monstruosas sombras cortaban como castillos el horizonte: eran tierras de formas voluptuosas, islas flotantes que aguijoneaban el tiempo, la superficie encrespada del mar, que se daba contra las rocas. Yanic miraba desde la costa, y pronto notó las miradas de otros que se iban acercando lentamente, maravillados de espanto. Cuando los barcos eran ya una realidad más tangible, construcciones de madera y tela, y hierro, y pensamiento, comenzó violentamente a llover».