Selección y prólogo de Ricardo Strafacce

En este volumen el escritor argentino Ricardo Strafacce ha seleccionado y prologado los diez mejores cuentos de Mario Levrero, que comparten afinidades estilísticas y logran una atmósfera familiar aun perteneciendo a diferentes períodos de la vida del autor. Entre ellos se encuentran su primer relato publicado, “Gelatina”, y el último, “Los carros de fuego”, además de “Nuestro iglú en el Ártico”, texto llevado al cine y que da nombre a la selección.
Estas narraciones fluyen con una lógica ajena a la racionalidad pero propia de los universos oníricos, por lo que el lector transitará por estas páginas compulsivamente, no sin sentir el desconcierto inquietante con el que los sueños propician el encuentro de lo extraordinario con la más pasmosa cotidianidad. El pacto con las particulares coordenadas de la creación levreriana deberá ser total, como un dejarse ir en el sueño; al aceptarlo, el lector recibirá como recompensa una experiencia literaria original e inspiradora.

Levrero escribía contra “la vida”. O, menos dramáticamente, escribía para que sus libros abrieran la posibilidad (para él mismo, para sus lectores) de “vivir”, al menos por un rato, otra vida. Una vida feliz, feliz como un nuevo relato que comienza.

Ricardo Strafacce

 

Nuestro Iglú en el Ártico- Mario Levrero

$16.000
Nuestro Iglú en el Ártico- Mario Levrero $16.000

Selección y prólogo de Ricardo Strafacce

En este volumen el escritor argentino Ricardo Strafacce ha seleccionado y prologado los diez mejores cuentos de Mario Levrero, que comparten afinidades estilísticas y logran una atmósfera familiar aun perteneciendo a diferentes períodos de la vida del autor. Entre ellos se encuentran su primer relato publicado, “Gelatina”, y el último, “Los carros de fuego”, además de “Nuestro iglú en el Ártico”, texto llevado al cine y que da nombre a la selección.
Estas narraciones fluyen con una lógica ajena a la racionalidad pero propia de los universos oníricos, por lo que el lector transitará por estas páginas compulsivamente, no sin sentir el desconcierto inquietante con el que los sueños propician el encuentro de lo extraordinario con la más pasmosa cotidianidad. El pacto con las particulares coordenadas de la creación levreriana deberá ser total, como un dejarse ir en el sueño; al aceptarlo, el lector recibirá como recompensa una experiencia literaria original e inspiradora.

Levrero escribía contra “la vida”. O, menos dramáticamente, escribía para que sus libros abrieran la posibilidad (para él mismo, para sus lectores) de “vivir”, al menos por un rato, otra vida. Una vida feliz, feliz como un nuevo relato que comienza.

Ricardo Strafacce