Poesía.

“Los pájaros arman nidos y luego los deshilvanan al emigrar, las plumas caen como lluvia; comen las migas que dejamos en el patio; vienen del mar y cantan hacia el sol; vienen a estallar un cuerpo de tibiezas. Los pájaros son signo de libertad, ellos no lo saben, pero en su vuelo, nos arrancan los ojos y los llevan de paseo todo el tramo que alcanzamos a ver. Está tan, tan fijo ya el cliché ese de ‘volar libre como un pájaro’, que pasaron hace mucho la categoría de signo y se estamparon como símbolo móvil en esa pizarra aérea donde nos cautivan. Lo que se mueve evidencia lo estático. Por eso hay cierta melancolía por la altura, por el aire de altura, por la montaña, por las puntas. Se nos instaló desde niñxs un sueño de pájarx en un bolsillito roto y luego crecimos sin saber qué hacer con el cartón y las plumas sintéticas.
En este poemario convive, en plena contradicción, una melancolía de pájara imposible, de deseo espacial, junto al anhelo de nido, de calor que adormece (…)”.

Yo no sabía nada de pájaros - Emilia Cadoppi

$8.000
Yo no sabía nada de pájaros - Emilia Cadoppi $8.000

Poesía.

“Los pájaros arman nidos y luego los deshilvanan al emigrar, las plumas caen como lluvia; comen las migas que dejamos en el patio; vienen del mar y cantan hacia el sol; vienen a estallar un cuerpo de tibiezas. Los pájaros son signo de libertad, ellos no lo saben, pero en su vuelo, nos arrancan los ojos y los llevan de paseo todo el tramo que alcanzamos a ver. Está tan, tan fijo ya el cliché ese de ‘volar libre como un pájaro’, que pasaron hace mucho la categoría de signo y se estamparon como símbolo móvil en esa pizarra aérea donde nos cautivan. Lo que se mueve evidencia lo estático. Por eso hay cierta melancolía por la altura, por el aire de altura, por la montaña, por las puntas. Se nos instaló desde niñxs un sueño de pájarx en un bolsillito roto y luego crecimos sin saber qué hacer con el cartón y las plumas sintéticas.
En este poemario convive, en plena contradicción, una melancolía de pájara imposible, de deseo espacial, junto al anhelo de nido, de calor que adormece (…)”.