VAMP es una perla singular dentro del acervo vampírico. Su novedad no tiene que ver con la sexualidad del protagonista —todos los vampiros son un poco gays— sino con su procedencia: surge en las costas del litoral argentino. Desde ahí, se planta como adversario de otras criaturas del folklore local pero también como deudor de una cultura melodramática y cursi: entre sus referencias, se destacan Valeria Lynch y Thalía.

El título mismo hace sonar el término “camp”. Como sugiere Susan Sontag: “El camp lo ve todo entre comillas. No será una lámpara, sino ‘una lámpara’; no una mujer, sino ‘una mujer’”. Aquí, los personajes son “vampiros” tal como nos los presenta la cultura pop occidental; pero también son “de acá” y necesitan resaltar esa procedencia para diferenciarse de sus numerosos antecesores.

Por supuesto, estos “vampiros gays”, presas de la frivolidad, en ocasiones solo quieren hablar de sus levantes y olvidar la fragilidad que los funda. Ese patetismo —a veces gracioso, a veces trágico— embarra el gran motivo del protagonista: conocer a alguien con quien compartir ya no la vejez sino la eternidad.

En esta novela, Ferny Kosiak vuelve a demostrar su capacidad para reírse de toda una generación avocada a la imposibilidad de fijar lo efímero —el poder, la suerte, la belleza— para rehuir lo humano.

Nicolás Colfer

Vamp - Ferny Kosiak

$19.500
Vamp - Ferny Kosiak $19.500

VAMP es una perla singular dentro del acervo vampírico. Su novedad no tiene que ver con la sexualidad del protagonista —todos los vampiros son un poco gays— sino con su procedencia: surge en las costas del litoral argentino. Desde ahí, se planta como adversario de otras criaturas del folklore local pero también como deudor de una cultura melodramática y cursi: entre sus referencias, se destacan Valeria Lynch y Thalía.

El título mismo hace sonar el término “camp”. Como sugiere Susan Sontag: “El camp lo ve todo entre comillas. No será una lámpara, sino ‘una lámpara’; no una mujer, sino ‘una mujer’”. Aquí, los personajes son “vampiros” tal como nos los presenta la cultura pop occidental; pero también son “de acá” y necesitan resaltar esa procedencia para diferenciarse de sus numerosos antecesores.

Por supuesto, estos “vampiros gays”, presas de la frivolidad, en ocasiones solo quieren hablar de sus levantes y olvidar la fragilidad que los funda. Ese patetismo —a veces gracioso, a veces trágico— embarra el gran motivo del protagonista: conocer a alguien con quien compartir ya no la vejez sino la eternidad.

En esta novela, Ferny Kosiak vuelve a demostrar su capacidad para reírse de toda una generación avocada a la imposibilidad de fijar lo efímero —el poder, la suerte, la belleza— para rehuir lo humano.

Nicolás Colfer