La tarea del traductor es concebida aquí como la misión a la que estamos (siempre por el otro) destinados, el compromiso, el deber, la deuda, la responsabilidad. Se trata ya de una ley, de un orden terminante, de la que el traductor debe responder. Es aquello que en el pensamiento se arriesga siempre hacia la firma del otro. Al hacer la ley, el original empieza por contraer una deuda también con respecto al traductor. El original es el primer deudor, el primer peticionario, empieza por carecer de, y por implorar la traducción. Una deuda extraña que no liga a nadie con nadie, no compromete a sujetos sino a nombres en el borde de la lengua.

Traducirse - Manuel Rebón

$19.900
Traducirse - Manuel Rebón $19.900

La tarea del traductor es concebida aquí como la misión a la que estamos (siempre por el otro) destinados, el compromiso, el deber, la deuda, la responsabilidad. Se trata ya de una ley, de un orden terminante, de la que el traductor debe responder. Es aquello que en el pensamiento se arriesga siempre hacia la firma del otro. Al hacer la ley, el original empieza por contraer una deuda también con respecto al traductor. El original es el primer deudor, el primer peticionario, empieza por carecer de, y por implorar la traducción. Una deuda extraña que no liga a nadie con nadie, no compromete a sujetos sino a nombres en el borde de la lengua.