Soy de los que van hasta el fin esta compuesto por una selección de la correspondencia entre Mario de Sá-Carneiro y Fernando Pessoa, con algunos agregados relativos al núcleo de los hechos que se describen: una narración que, desde la fragilidad del tratamiento exhaustivo debido a que muchas de las cartas de Pessoa están perdidas, expone la destrucción de cualquier estatuto de estabilidad, y en la que la dispersión del impulso vital pareciera ser la base fundadora (siempre dispuesta a la evocación de lo que podría haber sido) de un monumento central que, con peculiar naturalidad, erige el colapso del individuo y su presente.

Darío Rojo
En 1916 conoce en un cabaret de Montmartre una mujer con quien entabla una breve relación y que llega a disuadirlo por un breve lapso de la tentativa del suicidio. En carta de 31 de marzo, comunica a Pessoa el envío por correo de un cuaderno manuscrito que contiene los poemas de Indícios de Oiro, “que usted guardará y del que puede disponer para todos los fines como si fuese suyo”. El 18 de abril le escribe por última vez a Pessoa, anunciando que se quitará la vida. El 26 de abril se suicida en su cuarto del Hotel de Nice, con cinco frascos de arseniato de estricnina. Es sepultado el 29 de abril en el cementerio de Pantin. Las cartas que Fernando Pessoa le envió se perderán casi en su totalidad.

Soy de aquellos que van hasta el fin - Mário de Sá-Carneiro

$7.000
Soy de aquellos que van hasta el fin - Mário de Sá-Carneiro $7.000

Soy de los que van hasta el fin esta compuesto por una selección de la correspondencia entre Mario de Sá-Carneiro y Fernando Pessoa, con algunos agregados relativos al núcleo de los hechos que se describen: una narración que, desde la fragilidad del tratamiento exhaustivo debido a que muchas de las cartas de Pessoa están perdidas, expone la destrucción de cualquier estatuto de estabilidad, y en la que la dispersión del impulso vital pareciera ser la base fundadora (siempre dispuesta a la evocación de lo que podría haber sido) de un monumento central que, con peculiar naturalidad, erige el colapso del individuo y su presente.

Darío Rojo
En 1916 conoce en un cabaret de Montmartre una mujer con quien entabla una breve relación y que llega a disuadirlo por un breve lapso de la tentativa del suicidio. En carta de 31 de marzo, comunica a Pessoa el envío por correo de un cuaderno manuscrito que contiene los poemas de Indícios de Oiro, “que usted guardará y del que puede disponer para todos los fines como si fuese suyo”. El 18 de abril le escribe por última vez a Pessoa, anunciando que se quitará la vida. El 26 de abril se suicida en su cuarto del Hotel de Nice, con cinco frascos de arseniato de estricnina. Es sepultado el 29 de abril en el cementerio de Pantin. Las cartas que Fernando Pessoa le envió se perderán casi en su totalidad.