Luego de una temporada de desintoxicación mental, Sergio abandona el psiquiátrico al que había entrado por decisión propia. No le quedan amigos, ni amantes, ni familiares a quienes recurrir salvo su abuela, que antes de morir quiere contarle la verdad: su padre, a quien suponía fallecido desde hacía quince años, se suicidó hace solo dos, traicionado por su mujer y su mejor amigo mientras remodelaban un antiguo hotel que habían comprado en la Provincia de Buenos Aires. Quizá por no saber qué hacer con su vida más que por perseguir un destino heroico, Sergio decide vengar la muerte de su padre. Viaja al hotel, arma en mano, esperando encontrar al amigo traidor. Allí, entre botellas de whisky, refacciones, estafas, planos, sexo desenfrenado y una morocha que lo pierde, va a enfrentarse a una única certeza: nada de lo que le dijeron era como creía.