¿Qué pasaría si todo lo que creemos saber del amor se desarma y vuelve a amar en una lectura? Hay palabras que llegan como puestas en el camino para hacernos pelota cuando menos lo esperábamos. Así es Mi madre favorita tiene bíceps, el grupo de relatos de Lilian Laura Ivachow. 

Un breve prólogo del escritor Julián López anticipa una lectura inesperada. Desconcertante desde el título, el libro editado por La mariposa y la iguana invita a romper con varias cuestiones que se creen sabidas. 

La literatura no es ajena a la realidad sino que se hace eco de ella, la “refracta” –dirán lxs críticxs marxistas- y luego la devuelve en mundos posibles. A  veces  sentiremos solo el goce de esos mundos, otras nos pensarnos a partir de su lectura. Los mundos  que crea Ivachow se desarrollan en Buenos Aires, anclaje del mundo en este país. Los y las personajes de los diferentes relatos se mueven a través de ella como si flotaran. El gran tema –al fin y al cabo la literatura también se trata de esos “grandes temas” – es el amor y sus distintas formas. 

Como en la vida, esos amores se van pasando y transformando. Las mujeres son protagonistas: la que abre el relato está obsesionada con una actriz de su adolescencia; seguida de ella, una mujer joven se enamora de su profesora de box (aún estando en pareja con un hombre hace años) y su deseo comienza con los brazos; otra, nos invita a recorrer su historia de desencuentro mientras busca algo en los cajones en la habitación de la casa de sus padres. Los recuerdos materiales y la memoria se van intercalando, evocando olores, sonidos, sensaciones. 

Todas creían en una forma posible del amor, la que nos enseñan desde chicas. Transitando lo que se supone que “debe ser”, son sorprendidas por un nuevo objeto de deseo (unos brazos de mujer, dos hombres, una estrella de cine). Ivachow nos aleja del amor romántico. Nada es perfecto en esos vínculos: hay desamor, guerras internas, situaciones ridículas y mucha desesperación:  

“No recuerdo bien cómo empezó mi fanatismo por Érica. Yo la seguía desde comienzo de los años ochenta a través de una serie que producía la Metro y que llegaba al país en diferido. Veía la serie con mi mamá cada domingo por la noche en un viejo televisor en blanco y negro. Me había deslumbrado su personaje, una puertorriqueña ambiciosa aspirante a estrella en Broadway que creía en la astrología y decía cosas hermosas y desconcertantes como que estaba dando sus últimos pasos de baile sobre la tierra o que podía alcanzar la luna con sus manos. Fue en esa época cuando se metió adentro mío, con lentitud, sin ninguna licencia. Poco después, se instaló para siempre”.

¿Alguien  es capaz de enamorarse de un personaje de TV y convertir eso en el centro de su vida? ¿Una mujer heterosexual en los 40 puede sentirse atraída por una jovencita en los 20? ¿Puede una amor encontrarse y desencontrarse entre años, casonas y discos de jazz? No hay una manual para el amor, ni la sexualidad. La frutilla del postre va al final del libro con un desconcertante relato basado en la película Chungking Express (1994) del director hongkonés Wong Kar-Wa. Un relato con varios condimentos: la técnica de montaje, la velocidad típica del cine de acción y el desamor. 

Sobre la autora

Lilian Laura Ivachow nació en Buenos Aires en 1970. Es licenciada en Letras por la Universidad Nacional de Buenos Aires. Colaboró con la revista El Perseguidor. En 2007 publicó el poemario Mi chica de cristal (Ediciones Mala Semilla) y coordinó talleres literarios en la Unidad Penitenciaria de Marcos Paz. 

También es apasionada del cine. Investigó la obra fílmica de Hugo del Carril, codirigió el documental Una galería de espejos (2000) sobre David Kohon y dirigió el largometraje Pablo y Virginia van a Luján (2009). 

Realizó producciones periodísticas y de crítica en la revista El amante, dando lugar a cursos sobre la obra de Leonardo Favio que imparte desde 2010 en diferentes universidades. Actualmente es docente en la Universidad de La Matanza y dicta seminarios sobre la relación entre literatura y cine. 

– Este artículo fue producido en el marco del Taller de Periodismo Feminista de Feminacida –

Mi madre favorita tiene bíceps - Lilian Laura Ivachow

$15.500
Mi madre favorita tiene bíceps - Lilian Laura Ivachow $15.500

¿Qué pasaría si todo lo que creemos saber del amor se desarma y vuelve a amar en una lectura? Hay palabras que llegan como puestas en el camino para hacernos pelota cuando menos lo esperábamos. Así es Mi madre favorita tiene bíceps, el grupo de relatos de Lilian Laura Ivachow. 

Un breve prólogo del escritor Julián López anticipa una lectura inesperada. Desconcertante desde el título, el libro editado por La mariposa y la iguana invita a romper con varias cuestiones que se creen sabidas. 

La literatura no es ajena a la realidad sino que se hace eco de ella, la “refracta” –dirán lxs críticxs marxistas- y luego la devuelve en mundos posibles. A  veces  sentiremos solo el goce de esos mundos, otras nos pensarnos a partir de su lectura. Los mundos  que crea Ivachow se desarrollan en Buenos Aires, anclaje del mundo en este país. Los y las personajes de los diferentes relatos se mueven a través de ella como si flotaran. El gran tema –al fin y al cabo la literatura también se trata de esos “grandes temas” – es el amor y sus distintas formas. 

Como en la vida, esos amores se van pasando y transformando. Las mujeres son protagonistas: la que abre el relato está obsesionada con una actriz de su adolescencia; seguida de ella, una mujer joven se enamora de su profesora de box (aún estando en pareja con un hombre hace años) y su deseo comienza con los brazos; otra, nos invita a recorrer su historia de desencuentro mientras busca algo en los cajones en la habitación de la casa de sus padres. Los recuerdos materiales y la memoria se van intercalando, evocando olores, sonidos, sensaciones. 

Todas creían en una forma posible del amor, la que nos enseñan desde chicas. Transitando lo que se supone que “debe ser”, son sorprendidas por un nuevo objeto de deseo (unos brazos de mujer, dos hombres, una estrella de cine). Ivachow nos aleja del amor romántico. Nada es perfecto en esos vínculos: hay desamor, guerras internas, situaciones ridículas y mucha desesperación:  

“No recuerdo bien cómo empezó mi fanatismo por Érica. Yo la seguía desde comienzo de los años ochenta a través de una serie que producía la Metro y que llegaba al país en diferido. Veía la serie con mi mamá cada domingo por la noche en un viejo televisor en blanco y negro. Me había deslumbrado su personaje, una puertorriqueña ambiciosa aspirante a estrella en Broadway que creía en la astrología y decía cosas hermosas y desconcertantes como que estaba dando sus últimos pasos de baile sobre la tierra o que podía alcanzar la luna con sus manos. Fue en esa época cuando se metió adentro mío, con lentitud, sin ninguna licencia. Poco después, se instaló para siempre”.

¿Alguien  es capaz de enamorarse de un personaje de TV y convertir eso en el centro de su vida? ¿Una mujer heterosexual en los 40 puede sentirse atraída por una jovencita en los 20? ¿Puede una amor encontrarse y desencontrarse entre años, casonas y discos de jazz? No hay una manual para el amor, ni la sexualidad. La frutilla del postre va al final del libro con un desconcertante relato basado en la película Chungking Express (1994) del director hongkonés Wong Kar-Wa. Un relato con varios condimentos: la técnica de montaje, la velocidad típica del cine de acción y el desamor. 

Sobre la autora

Lilian Laura Ivachow nació en Buenos Aires en 1970. Es licenciada en Letras por la Universidad Nacional de Buenos Aires. Colaboró con la revista El Perseguidor. En 2007 publicó el poemario Mi chica de cristal (Ediciones Mala Semilla) y coordinó talleres literarios en la Unidad Penitenciaria de Marcos Paz. 

También es apasionada del cine. Investigó la obra fílmica de Hugo del Carril, codirigió el documental Una galería de espejos (2000) sobre David Kohon y dirigió el largometraje Pablo y Virginia van a Luján (2009). 

Realizó producciones periodísticas y de crítica en la revista El amante, dando lugar a cursos sobre la obra de Leonardo Favio que imparte desde 2010 en diferentes universidades. Actualmente es docente en la Universidad de La Matanza y dicta seminarios sobre la relación entre literatura y cine. 

– Este artículo fue producido en el marco del Taller de Periodismo Feminista de Feminacida –