Con este, su primer libro, Florencia Ardizzone se incorpora a la escena literaria inscribiéndose en la tradición más profunda de la narrativa clásica. Variadas historias, escenarios y registros dan paso a géneros como el relato, el cuento, la crónica e incluso el cuadro de costumbres que rescata el devenir cotidiano de un paisaje familiar, aunque muchas veces ajeno. Como piedra fundadora de la poética de la autora, una misma voz recorre el libro: un yo que observa y experimenta las cosas del mundo, del barrio y de su propio entorno.

Una mujer despierta y registra a lo largo de todo un día simples y bellas instantáneas. Una serie de telegramas dan pie a la narración de una historia secreta. Alguien recuerda a la chica que todos cargaban en la escuela hasta el fatídico hartazgo. Historias de juventud, de odio y de amor. Historias simples que parecen contarse solas gracias al trabajo sutil de una voz que está, pero se hace a un lado para que las cosas sucedan.

Inhalar, retener, exhalar. Tres momentos que se destacan, imperceptibles, en un solo movimiento: el de la respiración. Recibir, elaborar, devolver. Todo formando parte de esa mecánica simple, pero impostergable: afuera y adentro, lo narrado y el narrador como las dos caras de una misma moneda.

 

Mecánica de la respiración - Florencia Ardizzone

$12.000
Mecánica de la respiración - Florencia Ardizzone $12.000

Con este, su primer libro, Florencia Ardizzone se incorpora a la escena literaria inscribiéndose en la tradición más profunda de la narrativa clásica. Variadas historias, escenarios y registros dan paso a géneros como el relato, el cuento, la crónica e incluso el cuadro de costumbres que rescata el devenir cotidiano de un paisaje familiar, aunque muchas veces ajeno. Como piedra fundadora de la poética de la autora, una misma voz recorre el libro: un yo que observa y experimenta las cosas del mundo, del barrio y de su propio entorno.

Una mujer despierta y registra a lo largo de todo un día simples y bellas instantáneas. Una serie de telegramas dan pie a la narración de una historia secreta. Alguien recuerda a la chica que todos cargaban en la escuela hasta el fatídico hartazgo. Historias de juventud, de odio y de amor. Historias simples que parecen contarse solas gracias al trabajo sutil de una voz que está, pero se hace a un lado para que las cosas sucedan.

Inhalar, retener, exhalar. Tres momentos que se destacan, imperceptibles, en un solo movimiento: el de la respiración. Recibir, elaborar, devolver. Todo formando parte de esa mecánica simple, pero impostergable: afuera y adentro, lo narrado y el narrador como las dos caras de una misma moneda.