De entrada, a partir de ciertas imágenes y de la forma en que los versos se disponen en la página, Maleza puede ubicarse dentro de una larga tradición argentina que encuentra en el río su correlato poético. La tradición de Juan Laurentino Ortiz y de sus poemas-río, el poema como flujo, cauce que arrastra a su paso sedimentos del lenguaje, río que empalma también, por qué no, con los de otras tradiciones más antiguas, donde se hace imagen del tiempo que, según Eliot, “preserva a la vez que destruye”. El río es la metáfora central de este libro, su coartada; no paisaje, por lo tanto, y en eso se separa de la tradición más juaneliana, sin dejar de sugerirnos, a la vez, incluso de manera insistente, por medio de una especie de estribillo, que el río del que se habla es también el de una experiencia concreta, el de un abrazo que no acepta ser reducido a metáfora o a símbolo. Experiencia del río, pero también de la maleza, es decir de lo que crece sin ley, porque “ahí donde haya imaginación/ habrá horror”. No del junco: de la maleza, es decir de lo que crece al margen, del excedente de los días, la usura de lo cotidiano. 

Miguel Ángel Petrecca

Maleza - Martín Legón

$16.000
Maleza - Martín Legón $16.000

De entrada, a partir de ciertas imágenes y de la forma en que los versos se disponen en la página, Maleza puede ubicarse dentro de una larga tradición argentina que encuentra en el río su correlato poético. La tradición de Juan Laurentino Ortiz y de sus poemas-río, el poema como flujo, cauce que arrastra a su paso sedimentos del lenguaje, río que empalma también, por qué no, con los de otras tradiciones más antiguas, donde se hace imagen del tiempo que, según Eliot, “preserva a la vez que destruye”. El río es la metáfora central de este libro, su coartada; no paisaje, por lo tanto, y en eso se separa de la tradición más juaneliana, sin dejar de sugerirnos, a la vez, incluso de manera insistente, por medio de una especie de estribillo, que el río del que se habla es también el de una experiencia concreta, el de un abrazo que no acepta ser reducido a metáfora o a símbolo. Experiencia del río, pero también de la maleza, es decir de lo que crece sin ley, porque “ahí donde haya imaginación/ habrá horror”. No del junco: de la maleza, es decir de lo que crece al margen, del excedente de los días, la usura de lo cotidiano. 

Miguel Ángel Petrecca