Luego de los trabajos sobre la historia del libro y de la edición en América latina que presentó en La otra cara de Jano, José Luis de Diego, uno de los mayores especialistas argentinos en la materia, se propone aquí retomar ciertos objetos de investigación y agregar otros con la virtuosa intención de encarar la historia desde diferentes perspectivas. Con una notable capacidad para conjugar el rigor historiográfico con la anécdota, el detalle significativo y el trasfondo oculto de la industria, estos ensayos abordan las redes intelectuales y los proyectos editoriales menos conocidos del continente para entender el aporte cultural de empresas como Ercilla en Chile, Monte Ávila en Venezuela y Santiago Rueda en la Argentina; además analizan la figura del editor en diferentes ficciones y articulan un panorama de las publicaciones en la segunda mitad de los años sesenta. En los últimos treinta años, las mutaciones del mercado, las sucesivas crisis económicas y la irrupción de las nuevas tecnologías se mezclan con las nuevas figuras del editor, la mayor incidencia de los agentes literarios y la convivencia entre editoriales alternativas y marginales con los grandes conglomerados multinacionales. Frente a este escenario, quizás la única certeza que se tiene es que, como sostenía con provocación Roger Stoddard, “los autores no escriben libros”, sino textos, y que los libros son el resultado de una labor enorme y silenciosa.

 

Los autores no escriben libros - José Luis de Diego

$27.900
Los autores no escriben libros - José Luis de Diego $27.900

Luego de los trabajos sobre la historia del libro y de la edición en América latina que presentó en La otra cara de Jano, José Luis de Diego, uno de los mayores especialistas argentinos en la materia, se propone aquí retomar ciertos objetos de investigación y agregar otros con la virtuosa intención de encarar la historia desde diferentes perspectivas. Con una notable capacidad para conjugar el rigor historiográfico con la anécdota, el detalle significativo y el trasfondo oculto de la industria, estos ensayos abordan las redes intelectuales y los proyectos editoriales menos conocidos del continente para entender el aporte cultural de empresas como Ercilla en Chile, Monte Ávila en Venezuela y Santiago Rueda en la Argentina; además analizan la figura del editor en diferentes ficciones y articulan un panorama de las publicaciones en la segunda mitad de los años sesenta. En los últimos treinta años, las mutaciones del mercado, las sucesivas crisis económicas y la irrupción de las nuevas tecnologías se mezclan con las nuevas figuras del editor, la mayor incidencia de los agentes literarios y la convivencia entre editoriales alternativas y marginales con los grandes conglomerados multinacionales. Frente a este escenario, quizás la única certeza que se tiene es que, como sostenía con provocación Roger Stoddard, “los autores no escriben libros”, sino textos, y que los libros son el resultado de una labor enorme y silenciosa.