Brasil es un país enorme, no solo por sus dimensiones espaciales, sino sobre todo por su diversidad cultural. Todos hablamos un solo portugués, insisten algunos, ignorando y deslegitimando las variedades regionales, los dialectos europeos, el portuñol de nuestras fronteras, las cerca de 300 lenguas indígenas que aún sobreviven en nuestro territorio –a pesar de que el genocidio de sus hablantes, que comenzó hace más de 500 años, sigue, sin parar. No se trata, por supuesto, solo de idiomas. El portugués no solo adopta sintaxis y prosodias diversas, sino que abarca experiencias, sueños y valores muy diferentes, en el campo y en la ciudad, en las metrópolis y en los pueblos, en el asfalto y en las calles de tierra, en el interiory en la costa, en el Norte y en el Sur. Por lo tanto, no es posible hablar de “literatura brasileña” sin problematizar ambos términos. Después de todo, ¿hasta dónde llega Brasil y qué aceptamos entender como literatura?

Lo que está en juego, desde ya, no es la capacidad de algunos para construir narrativas y representar el mundo, sino la dificultad de lograr que el producto de este esfuerzo sea reconocido como literatura. Por eso mismo, este libro invita a reflexionar sobre nuestra manera de mirar el mundo, situarnos y actuar en él. Necesitamos reflexionar sobre qué estamos eligiendo legitimar como literario, qué estamos excluyendo cuando lo hacemos y por qué necesitamos pensar en nuestros propios límites y las fronteras que aceptamos recorrer.

Un retrato sin pared - Regina Dalcastagne

$16.000
Un retrato sin pared - Regina Dalcastagne $16.000

Brasil es un país enorme, no solo por sus dimensiones espaciales, sino sobre todo por su diversidad cultural. Todos hablamos un solo portugués, insisten algunos, ignorando y deslegitimando las variedades regionales, los dialectos europeos, el portuñol de nuestras fronteras, las cerca de 300 lenguas indígenas que aún sobreviven en nuestro territorio –a pesar de que el genocidio de sus hablantes, que comenzó hace más de 500 años, sigue, sin parar. No se trata, por supuesto, solo de idiomas. El portugués no solo adopta sintaxis y prosodias diversas, sino que abarca experiencias, sueños y valores muy diferentes, en el campo y en la ciudad, en las metrópolis y en los pueblos, en el asfalto y en las calles de tierra, en el interiory en la costa, en el Norte y en el Sur. Por lo tanto, no es posible hablar de “literatura brasileña” sin problematizar ambos términos. Después de todo, ¿hasta dónde llega Brasil y qué aceptamos entender como literatura?

Lo que está en juego, desde ya, no es la capacidad de algunos para construir narrativas y representar el mundo, sino la dificultad de lograr que el producto de este esfuerzo sea reconocido como literatura. Por eso mismo, este libro invita a reflexionar sobre nuestra manera de mirar el mundo, situarnos y actuar en él. Necesitamos reflexionar sobre qué estamos eligiendo legitimar como literario, qué estamos excluyendo cuando lo hacemos y por qué necesitamos pensar en nuestros propios límites y las fronteras que aceptamos recorrer.