Las ladronas, primera novela de Mavi Massaro, es la historia de dos pares de hermanas que se cruzan circunstancialmente por un delito. La trama no se despliega sobre el cuerpo hallado sino sobre los otros cuerpos que gravitan en torno a él y la narración se construye, entonces, como un policial desmontado en la historia de cada personaje. Un edificio de departamentos se transforma en la escena de un crimen y de otros delitos menores. Así en la trama como en las historias de los protagonistas, ese hecho principal condensa y esconde el verdadero límite que cada uno puede sobrepasar. La traba de la cita inicial de Busqued cede frente a la red de complicidades y reacciones: una muerte revela el límite que los personajes son capaces de cruzar. Hay destellos de ternura en la relación filial de estas mujeres que se opacan o desaparecen en unas y otras. Las cuatro están hermanadas por la soledad, el destino y la marginación a las que condena una sociedad para la cual las viejas son seres descartables. Y nada ni nadie las puede salvar de esa tragedia. El enigma, en este policial, entonces, no es la muerte: es la vida misma. Las ladronas nos roban, al final, la piedad y la conciencia de lo que podemos ser.
 

Mónica Juvjercic

Las ladronas - María Victoria Massaro

$19.000
Las ladronas - María Victoria Massaro $19.000

Las ladronas, primera novela de Mavi Massaro, es la historia de dos pares de hermanas que se cruzan circunstancialmente por un delito. La trama no se despliega sobre el cuerpo hallado sino sobre los otros cuerpos que gravitan en torno a él y la narración se construye, entonces, como un policial desmontado en la historia de cada personaje. Un edificio de departamentos se transforma en la escena de un crimen y de otros delitos menores. Así en la trama como en las historias de los protagonistas, ese hecho principal condensa y esconde el verdadero límite que cada uno puede sobrepasar. La traba de la cita inicial de Busqued cede frente a la red de complicidades y reacciones: una muerte revela el límite que los personajes son capaces de cruzar. Hay destellos de ternura en la relación filial de estas mujeres que se opacan o desaparecen en unas y otras. Las cuatro están hermanadas por la soledad, el destino y la marginación a las que condena una sociedad para la cual las viejas son seres descartables. Y nada ni nadie las puede salvar de esa tragedia. El enigma, en este policial, entonces, no es la muerte: es la vida misma. Las ladronas nos roban, al final, la piedad y la conciencia de lo que podemos ser.
 

Mónica Juvjercic