Para Carver un buen cuento es “como una pequeña sorpresa que estalla en las manos”. Que la detonación sea inesperada genera un sentimiento duradero, permite profundidad de emociones. Así, en los cuentos de Las Flores, Sandra Gasparini nos interpela como personas que podemos desaparecer en la insignificancia.

Estas historias, llenas de tensión e impiedad, hablan de mujeres atravesadas por quiebres y vacíos, por amenazas latentes, por la batalla diaria para que no las excluyan, ni las invisibilicen. No siempre ganan. A veces, se transforman en aquello que temen. Otras miran con estupor las violencias cotidianas que se infligen;  otras quedan atrapadas en un sistema que las traspasa. Y cada vez nos conmueven. La prosa afilada de Gasparini captura ese tipo de resonancia y despliega el eco que retumba, invariablemente, en la calma cuando nos asomamos al ojo de un huracán.

Agustina Bazterrica