A través de un estudio exhaustivo y una narrativa amena, Grafton nos invita a introducirnos en los talleres de imprenta de los siglos XVI, XVII y XVIII para conocer a los correctores de ese entonces, verdaderos hombres multitarea: enmendaban originales y pruebas, redactaban índices y avisos, e incluso traducían y actualizaban textos. El autor describe los orígenes y la estructura de una profesión a la vez amada y odiada, en un recorrido que seguramente hará sonreír a los correctores, editores, autores e impresores de hoy.