Hay gente que no sabe lo que hace es un conjunto de relatos protagonizados por mujeres. Mujeres que viven en la ciudad de Buenos Aires. Una de ellas acompaña a la madre, que decidió cortarse su larguísimo pelo. Otra lleva de paseo a las hijas de su pareja. Otra observa cómo funciona la vida cotidiana en una peluquería. Otras se reúnen con frecuencia, desde hace mucho tiempo. Mujeres jóvenes, mujeres que están envejeciendo, viejas, nenas. Un conjunto heterogéneo de mujeres.

Los relatos de este libro se mueven con comodidad en una realidad banal. Sin embargo, la amenaza, la sensación de que esa realidad es solo aparente, de que todo puede derrumbarse en cualquier momento, acecha. Las acecha, a ellas, a las mujeres de Zina, que son la gente que no sabe lo que hace. O lo saben, pero no se lo cuestionan.  

Estos cuentos nos involucran en la vida de sus personajes, con intensidad, y en algún momento, cuando las historias parecen a punto de estallar, de quebrarse, nos expulsan. No tienen principio, ni final. Entramos y salimos de los cuentos como si estuviéramos espiando por la ventana a unas mujeres que nunca llegaremos a conocer. Pero que están tan cerca que nos dejan la falsa sensación de que las conocemos bien.  

Hay gente que no sabe lo que hace - Alejandra Zina

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 Hay gente que no sabe lo que hace es un conjunto de relatos protagonizados por mujeres. Mujeres que viven en la ciudad de Buenos Aires. Una de ellas acompaña a la madre, que decidió cortarse su larguísimo pelo. Otra lleva de paseo a las hijas de su pareja. Otra observa cómo funciona la vida cotidiana en una peluquería. Otras se reúnen con frecuencia, desde hace mucho tiempo. Mujeres jóvenes, mujeres que están envejeciendo, viejas, nenas. Un conjunto heterogéneo de mujeres.

Los relatos de este libro se mueven con comodidad en una realidad banal. Sin embargo, la amenaza, la sensación de que esa realidad es solo aparente, de que todo puede derrumbarse en cualquier momento, acecha. Las acecha, a ellas, a las mujeres de Zina, que son la gente que no sabe lo que hace. O lo saben, pero no se lo cuestionan.  

Estos cuentos nos involucran en la vida de sus personajes, con intensidad, y en algún momento, cuando las historias parecen a punto de estallar, de quebrarse, nos expulsan. No tienen principio, ni final. Entramos y salimos de los cuentos como si estuviéramos espiando por la ventana a unas mujeres que nunca llegaremos a conocer. Pero que están tan cerca que nos dejan la falsa sensación de que las conocemos bien.