Me atrevo a decir que La Piba Berreta escribió estos versos con la valentía, la fuerza y la música necesaria para desatar la tormenta en el lugar correcto. Hacen lo imposible, que es recordar mientras se olvida y entonces pareciera que nada queda por decir ni preguntar. Recomiendan la ternura y la inocencia de un beso, hasta llevarnos a la esquina del sexo, donde se cruzan el placer y el miedo. Insisten en señalar la maldad de la gente y manchan a quien lee con su cuidadoso desorden. Y está bien, porque así como este libro, yo tampoco quiero ser una pared pintada de blanco, ni creer en los estandartes del conocimiento. Prefiero ser el pescador que lucha contra el remolino. Desear así a la poesía, como un rocío de neblina donde ponerme un precio, acariciar mi perro y finalmente encontrar un nombre por el cual sobrevivir.

Marie Gouiric

La Piba Berreta busca nombrarse en un mundo que le disgusta, pero donde se halla a sí misma de a momentos. Tiene el don de transportarnos a su incómodo lugar innombrable y a la vez reconocible. Estos poemas perforan los días de manera atemporal. De aventurarse a este libro, déjenme advertirles, que no puede leerse sin ensuciarse para siempre.

Nina Kovensky

Un brote raro, un grito indócil que mira al cielo. La Piba Berreta es el cuerpo de cada poema, una mezcla de furiosa candidez y de vicio contra la pureza. Cuenta y canta con los pelos erizados bellamente desahuciando la norma, que mastica con un poco de pan y algo de pánico. Se lanza al poema, apunta sin la pretensión del hallazgo y te lastima. Hay quien cuenta las sílabas de sus versos, la Piba te los tira en la cara, mancha la pared y luego te agradece por haber leído. Contra la poesía doméstica, está la Rusa. Dispuesta a lamer las heridas que ella misma inventa.

Fernanda García Lao

Estoy buscando un nombre - La Piba Berreta

$19.800
Estoy buscando un nombre - La Piba Berreta $19.800

Me atrevo a decir que La Piba Berreta escribió estos versos con la valentía, la fuerza y la música necesaria para desatar la tormenta en el lugar correcto. Hacen lo imposible, que es recordar mientras se olvida y entonces pareciera que nada queda por decir ni preguntar. Recomiendan la ternura y la inocencia de un beso, hasta llevarnos a la esquina del sexo, donde se cruzan el placer y el miedo. Insisten en señalar la maldad de la gente y manchan a quien lee con su cuidadoso desorden. Y está bien, porque así como este libro, yo tampoco quiero ser una pared pintada de blanco, ni creer en los estandartes del conocimiento. Prefiero ser el pescador que lucha contra el remolino. Desear así a la poesía, como un rocío de neblina donde ponerme un precio, acariciar mi perro y finalmente encontrar un nombre por el cual sobrevivir.

Marie Gouiric

La Piba Berreta busca nombrarse en un mundo que le disgusta, pero donde se halla a sí misma de a momentos. Tiene el don de transportarnos a su incómodo lugar innombrable y a la vez reconocible. Estos poemas perforan los días de manera atemporal. De aventurarse a este libro, déjenme advertirles, que no puede leerse sin ensuciarse para siempre.

Nina Kovensky

Un brote raro, un grito indócil que mira al cielo. La Piba Berreta es el cuerpo de cada poema, una mezcla de furiosa candidez y de vicio contra la pureza. Cuenta y canta con los pelos erizados bellamente desahuciando la norma, que mastica con un poco de pan y algo de pánico. Se lanza al poema, apunta sin la pretensión del hallazgo y te lastima. Hay quien cuenta las sílabas de sus versos, la Piba te los tira en la cara, mancha la pared y luego te agradece por haber leído. Contra la poesía doméstica, está la Rusa. Dispuesta a lamer las heridas que ella misma inventa.

Fernanda García Lao