Sin salir de la penumbra, a contraluz se pueden ver los finísimos hilos con los que nos sostiene la galaxia. Como un collar de cristales que nos conecta con la Tierra. Grito sin consigna, arrullo sin cobijas, Esta no soy yo y esta no es mi sombra es una obra conjurada, escrita a partir de los destellos que dejó Por la caída del imperio humano (Nulú Bonsai Editora, 2015), construida en los vectores de su reflejo. Si acaso en el anterior libro de Gavril Derrubar la humanidad dejaba su lugar para dar espacio a otras formas de existencia, en estos nuevos textos en cambio vuelve para encontrar nuevas formas de acción y otras posiciones desde donde contemplar: el mundo, el mar, las estrellas.
Sin mandato ni secta, ni promesa de salvación, las palabras de Gavril son algo parecidas a un eco que hace una diminuta intervención
quirúrgica para que, en fracciones de segundos, podamos expulsar pequeñas regiones del programa civilizatorio que nos ha vestido con esta engañosa forma humana. Dejado a un lado el disfraz, siendo tripas y sangre con espíritu, él y nosotros recordamos que en esta esfera el dolor y el placer son la confirmación de la vida, y que este cuerpo es la única certeza, potencia y realidad.
Tatiana Avendaño

Esta no soy yo y esta no es mi sombra - Gavril Derrubar

$14.900
Esta no soy yo y esta no es mi sombra - Gavril Derrubar $14.900

Sin salir de la penumbra, a contraluz se pueden ver los finísimos hilos con los que nos sostiene la galaxia. Como un collar de cristales que nos conecta con la Tierra. Grito sin consigna, arrullo sin cobijas, Esta no soy yo y esta no es mi sombra es una obra conjurada, escrita a partir de los destellos que dejó Por la caída del imperio humano (Nulú Bonsai Editora, 2015), construida en los vectores de su reflejo. Si acaso en el anterior libro de Gavril Derrubar la humanidad dejaba su lugar para dar espacio a otras formas de existencia, en estos nuevos textos en cambio vuelve para encontrar nuevas formas de acción y otras posiciones desde donde contemplar: el mundo, el mar, las estrellas.
Sin mandato ni secta, ni promesa de salvación, las palabras de Gavril son algo parecidas a un eco que hace una diminuta intervención
quirúrgica para que, en fracciones de segundos, podamos expulsar pequeñas regiones del programa civilizatorio que nos ha vestido con esta engañosa forma humana. Dejado a un lado el disfraz, siendo tripas y sangre con espíritu, él y nosotros recordamos que en esta esfera el dolor y el placer son la confirmación de la vida, y que este cuerpo es la única certeza, potencia y realidad.
Tatiana Avendaño