“Hablaba de una mudanza y no de casa sino de ciudad, de país. Tal vez hasta de continente. ¿Y a dónde vamos?, le pregunté, fajando con cinta de embalaje una de las cajas. ¿A dónde te gustaría?, me preguntó”.

Los cuentos de Alejandro Stilman abren la puerta a posibilidades infinitas. El mundo es nuestro para viajar sin mapas ni destino, y las travesías pueden extraviarnos por la incalculable hondura del punto de partida –por ejemplo, un departamento o los gestos perplejos de algunos días del pasado, o una noche en vela ante un cuadro surrealista–. Esas interferencias, como la estrategia de un aspirante a poeta o la escena de una obra de cámara, le dan forma a la invitación del autor para hacer equilibrio por la frontera que une a lo tangible con los hologramas de los sueños, a lo cotidiano con lo poco habitual. Escritores precoces y hasta criaturas que desafían al poder de facto completan este libro, cuya obra inicial mereció el Primer Premio del Concurso Iberoamericano de Cuentos Julio Cortázar, de Cuba. Vicente Battista, jurado del certamen, aporta el último empujón para adentrarse en la escritura de Stilman: “él sabe de la magia […] y la pone en práctica como únicamente los mejores magos saben hacerlo: seduce con su escritura, ya sea por lo que en ella dice o por lo que en ella calla, y logra que invariablemente el asombro se repita al final de cada historia”.

El mundo es nuestro - Alejandro Stilman

$19.800
El mundo es nuestro - Alejandro Stilman $19.800

“Hablaba de una mudanza y no de casa sino de ciudad, de país. Tal vez hasta de continente. ¿Y a dónde vamos?, le pregunté, fajando con cinta de embalaje una de las cajas. ¿A dónde te gustaría?, me preguntó”.

Los cuentos de Alejandro Stilman abren la puerta a posibilidades infinitas. El mundo es nuestro para viajar sin mapas ni destino, y las travesías pueden extraviarnos por la incalculable hondura del punto de partida –por ejemplo, un departamento o los gestos perplejos de algunos días del pasado, o una noche en vela ante un cuadro surrealista–. Esas interferencias, como la estrategia de un aspirante a poeta o la escena de una obra de cámara, le dan forma a la invitación del autor para hacer equilibrio por la frontera que une a lo tangible con los hologramas de los sueños, a lo cotidiano con lo poco habitual. Escritores precoces y hasta criaturas que desafían al poder de facto completan este libro, cuya obra inicial mereció el Primer Premio del Concurso Iberoamericano de Cuentos Julio Cortázar, de Cuba. Vicente Battista, jurado del certamen, aporta el último empujón para adentrarse en la escritura de Stilman: “él sabe de la magia […] y la pone en práctica como únicamente los mejores magos saben hacerlo: seduce con su escritura, ya sea por lo que en ella dice o por lo que en ella calla, y logra que invariablemente el asombro se repita al final de cada historia”.