Diosas en la vereda es el libro donde se fusionan las obras de Daniela Andújar poeta y performer y Veroka Velásquez, artista visual.

Ambas se identificaron espontáneamente en la obra de la otra y eso genero un múltiple trabajo en conjunto como artistas, activistas y mujeres. Crearon y participaron en intervenciones callejeras, recitales, exposiciones, campañas entre ellas el ciclo de variedades, “El Poeticazo” en las sedes de Mu y otros tantos antros poéticos.

Diosas en la vereda fue enriquecido con la intervención de la fotógrafa Lina Etchesuri (somos mafia y mu la vaca), cuyo talento, experiencia y energía se fusiono perfectamente con el trabajo de Daniela y Veroka.

Diosas en la vereda es una apuesta para fundirse de manera tal que los poemas sean leídos en colores y las pinturas y dibujos escriban un abecedario para el mundo que ellas pretenden: un mundo en el que no quepan ni ordenadores ni obedecedores, un mundo en el que la vida valga la alegría, no la pena.

Diosas en la vereda - Daniela Andujar / Veroka Velásquez

$12.000
Diosas en la vereda - Daniela Andujar / Veroka Velásquez $12.000

Diosas en la vereda es el libro donde se fusionan las obras de Daniela Andújar poeta y performer y Veroka Velásquez, artista visual.

Ambas se identificaron espontáneamente en la obra de la otra y eso genero un múltiple trabajo en conjunto como artistas, activistas y mujeres. Crearon y participaron en intervenciones callejeras, recitales, exposiciones, campañas entre ellas el ciclo de variedades, “El Poeticazo” en las sedes de Mu y otros tantos antros poéticos.

Diosas en la vereda fue enriquecido con la intervención de la fotógrafa Lina Etchesuri (somos mafia y mu la vaca), cuyo talento, experiencia y energía se fusiono perfectamente con el trabajo de Daniela y Veroka.

Diosas en la vereda es una apuesta para fundirse de manera tal que los poemas sean leídos en colores y las pinturas y dibujos escriban un abecedario para el mundo que ellas pretenden: un mundo en el que no quepan ni ordenadores ni obedecedores, un mundo en el que la vida valga la alegría, no la pena.