La lectura de “Cuál es el pez que tiñe el mar” nos deposita, desde el comienzo, en un estado de desacomodo, de extrañamiento. Quien narra es Clara, una joven actriz que viaja a Japón, entre otras cosas, para asistir a una residencia de teatro. Es en ese alejarse de todo lo conocido, y en el encuentro con lo otro, que se van a tensar íntimamente las cuerdas de una historia que va apareciendo como una revelación.

Con una escritura climática y sensorial, Antonella Saldicco nos guía a través del tiempo y del espacio. Su voz emerge como desde la caja de resonancia de un instrumento muy antiguo, ejecutado en una forma nueva.

Virginia Cosin

Con un humor y rara melancolía, la autora nos invita a un viaje donde se abandona toda condición de turista. La curiosidad y el asombro marcan un ritmo interrumpido por el agotamiento que trae lo vivido. Nos dejamos cautivar por un relato donde lo extraño no es el espacio en el que transcurre sino la mirada minuciosa que observa. Donde aparece la división entre lo soñado y la experiencia.

Como los movimientos del gran pulpo, la voz del personaje avanza, se repliega y vuelve a expandirse de manera delicada.

Santiago Loza

Cuál es el pez que tiñe el mar - Antonella Saldicco

$13.000
Cuál es el pez que tiñe el mar - Antonella Saldicco $13.000

La lectura de “Cuál es el pez que tiñe el mar” nos deposita, desde el comienzo, en un estado de desacomodo, de extrañamiento. Quien narra es Clara, una joven actriz que viaja a Japón, entre otras cosas, para asistir a una residencia de teatro. Es en ese alejarse de todo lo conocido, y en el encuentro con lo otro, que se van a tensar íntimamente las cuerdas de una historia que va apareciendo como una revelación.

Con una escritura climática y sensorial, Antonella Saldicco nos guía a través del tiempo y del espacio. Su voz emerge como desde la caja de resonancia de un instrumento muy antiguo, ejecutado en una forma nueva.

Virginia Cosin

Con un humor y rara melancolía, la autora nos invita a un viaje donde se abandona toda condición de turista. La curiosidad y el asombro marcan un ritmo interrumpido por el agotamiento que trae lo vivido. Nos dejamos cautivar por un relato donde lo extraño no es el espacio en el que transcurre sino la mirada minuciosa que observa. Donde aparece la división entre lo soñado y la experiencia.

Como los movimientos del gran pulpo, la voz del personaje avanza, se repliega y vuelve a expandirse de manera delicada.

Santiago Loza