La vida y la obra de Voltaire condensan la esencia del espíritu ilustrado, su carácter insumiso y el afán por combatir la ignorancia y la injusticia. Roberto R. Aramayo, uno de los principales especialistas en el siglo de las Luces, nos acerca la figura del gran filósofo francés. á á Alguien dijo que al siglo XVIII se lo podría recordar como ´el Siglo de Voltaire´, algo que no resulta difícil de conceder porque Voltaire forma parte del escaso elenco de pensadores que modeló la visión de los peligros y amenazas que acechan actualmente a nuestra sociedad y que participó en todos los combates de su tiempo contra el fanatismo. Su naturaleza, temperamento y convicción hacían de él un insumiso incapaz de callarse ante una injusticia, una crueldad o un abuso de poder. á Ese apabullante activismo le convierte en un ancestro de los intelectuales comprometidos pasados, presentes y futuros. Voltaire mismo, no ya sus obras, constituye un símbolo contra la intolerancia, un estandarte que puede blandirse contra todo tipo de supersticiones y prejuicios, tan bien ridiculizados hasta el paroxismo por su prodigiosa ironía. Su mejor legado es el de habernos enseñado a reírnos, a esbozar una sardónica sonrisa ante situaciones manifiestamente mejorables, a reivindicar ferozmente los agravios con la fuerza de una mirada satírica. á Hoy más que nunca sigue siendo necesario revisitar el pragmatismo y el sentido común de Voltaire, y volver a reivindicar que cualquiera puede tener las convicciones o los credos que prefiera, siempre que no pretenda imponerlos a los demás como un dogma indiscutible.

Voltaire - Roberto R. Aramayo

$23.000
Voltaire - Roberto R. Aramayo $23.000

La vida y la obra de Voltaire condensan la esencia del espíritu ilustrado, su carácter insumiso y el afán por combatir la ignorancia y la injusticia. Roberto R. Aramayo, uno de los principales especialistas en el siglo de las Luces, nos acerca la figura del gran filósofo francés. á á Alguien dijo que al siglo XVIII se lo podría recordar como ´el Siglo de Voltaire´, algo que no resulta difícil de conceder porque Voltaire forma parte del escaso elenco de pensadores que modeló la visión de los peligros y amenazas que acechan actualmente a nuestra sociedad y que participó en todos los combates de su tiempo contra el fanatismo. Su naturaleza, temperamento y convicción hacían de él un insumiso incapaz de callarse ante una injusticia, una crueldad o un abuso de poder. á Ese apabullante activismo le convierte en un ancestro de los intelectuales comprometidos pasados, presentes y futuros. Voltaire mismo, no ya sus obras, constituye un símbolo contra la intolerancia, un estandarte que puede blandirse contra todo tipo de supersticiones y prejuicios, tan bien ridiculizados hasta el paroxismo por su prodigiosa ironía. Su mejor legado es el de habernos enseñado a reírnos, a esbozar una sardónica sonrisa ante situaciones manifiestamente mejorables, a reivindicar ferozmente los agravios con la fuerza de una mirada satírica. á Hoy más que nunca sigue siendo necesario revisitar el pragmatismo y el sentido común de Voltaire, y volver a reivindicar que cualquiera puede tener las convicciones o los credos que prefiera, siempre que no pretenda imponerlos a los demás como un dogma indiscutible.