Todo el tiempo que estuvimos muertos parte de un reconocimiento. Mariana vuelve a una vida que parece haberle pertenecido solo para ver que la salida tiene dentro una llegada. ¿Qué queda de lo que se termina? ¿Qué es lo que continúa iluminando después de una muerte? Como dice Bishop, pierde algo cada día. El vacío es la forma de la plenitud. Y hay que ser muy valiente para ver lo que muestran los ojos. La poesía de Mariana es un autorretrato, es el fenómeno de un deshielo, es una foto: como cuando naturalmente un glaciar empieza a romperse. La corriente no es más que la vuelta a ella misma. A la forma de preguntarse por la intimidad. Y ¿porqué tenemos tanto miedo? ¿qué es la soledad? En este libro de Mariana todo se nombra, absolutamente todo, para pasar por donde hay que volver a pasar, como condición, para desprenderse.
Lo que queda es la vuelta, es la rebelión de darse una vida propia.

Natalia Romero