Los artistas contemporáneos que se involucran con fotografías sobre el Holocausto enfrentan ambigüedades acerca de sus fuentes y categorizaciones.  Paradójicamente y, sin duda debido a su relativa ubicuidad, ellos a menudo deben recurrir a imágenes tomadas por perpetradores para proyectos artísticos en memoria de las víctimas. Mirta Kupferminc, en su deslumbrante libro de artista BearingWitness(Dando Testimonio), responde a esta práctica destacando los valientes actos de testimonio clandestinos del fotógrafo judío del gueto Mendel Grossman.

Construido en torno a la lente de la cámara, este libro es un tributo a la fotografía como técnica de resistencia política. Es asimismo un memorial a las vidas perdidas en el gueto de Lódz, una ciudad en la que el padre de Kupfermincvivió antes de ser deportado a Auschwitz. El germen de este proyecto es una fotografía tomada por el fotógrafo amateur Walter Genewein, un oficial nazi de alto rango que tomó más de seiscientas diapositivas color de 35mm registrando las actividades de los judíos en el gueto de Lódzentre 1940 y 1944.

Una imagen color de un grupo de escolares judíos, cada uno portando una "estrella judía" asignada por los nazis, los exhibe esperando recibir comida delante de un edificio no identificado -probablemente su escuela. Originalmente bajo el epígrafe Schuljugend (“jóvenes escolares”) en alemán, la fotografía fue tomada en 1941 durante los breves meses en los que las autoridades nazis todavía permitían cierta educación no vocacional en el gueto. Poco después de que esta foto fuera tomada, los nazis comenzaron a deportar a los judíos del gueto de Lódzque consideraban trabajadores no aptos en su esfuerzo de guerra, hacia la cercana Chelmno, donde casi todos -sin duda incluyendo a muchos de los niños en la foto Schuljugend-fueron asesinados en furgonetas de gas.

Qué veían los niños cuando miraban hacia la lente de la cámara de Genewein, se pregunta Kupferminc. Alineándose con ellos y, por lo tanto, animando su presencia y su experiencia del evento fotográfico, la artista crea un escenario alternativo. Absteniéndose de exponer directamente la fotografía tomada por el fotógrafo nazi, Kupfermincrevierte su mirada y les concede a los niños un punto de vista. Representa a Geneweinsólo como una fría lente estática, situada por encima de los niños, concentrada en su imagen. En esa lente, sin embargo, su mirada es también retornada. Vemos a los niños devolviendo la mirada, algunos desafiantemente, pero, más que eso, en una fugaz, apenas visible imagen, también vemos a otra persona, un adulto al que Kupfermincimaginativamente ubica en esta escena. 

Este es Mendel Grossman, un testigo judío. Empleado como fotógrafo oficial para difundir las actividades del Concejo Judío del gueto de Lódz, Grossman secretamente se procuró una pequeña cámara para uso propio. Él guardó y escondió reserva de rollos fotográficos y, arriesgadamente, tomó y luego enterró cientos de imágenes subrepticias -algunas tomadas a través de un ojal de su saco o una grieta en una puerta-con el fin de asegurar que un registro visual más acabado de una población elegida para su destrucción tuviera la posibilidad de sobrevivir en el futuro. En el escenario de Kupferminc, Grossman se ubica detrás de los niños al tiempo que, secretamente, fotografía al fotógrafo Genewein.   Colocando la lente de Geneweindentro de la propia, Grossman, ofrece a los niños un marco a través del cual ellos le pueden devolver la mirada a Genewein, convirtiéndolo en objeto de sus propias miradas.

Testimonio para el testigo - Mirta Kupferminc

$6.500
Testimonio para el testigo - Mirta Kupferminc $6.500

Los artistas contemporáneos que se involucran con fotografías sobre el Holocausto enfrentan ambigüedades acerca de sus fuentes y categorizaciones.  Paradójicamente y, sin duda debido a su relativa ubicuidad, ellos a menudo deben recurrir a imágenes tomadas por perpetradores para proyectos artísticos en memoria de las víctimas. Mirta Kupferminc, en su deslumbrante libro de artista BearingWitness(Dando Testimonio), responde a esta práctica destacando los valientes actos de testimonio clandestinos del fotógrafo judío del gueto Mendel Grossman.

Construido en torno a la lente de la cámara, este libro es un tributo a la fotografía como técnica de resistencia política. Es asimismo un memorial a las vidas perdidas en el gueto de Lódz, una ciudad en la que el padre de Kupfermincvivió antes de ser deportado a Auschwitz. El germen de este proyecto es una fotografía tomada por el fotógrafo amateur Walter Genewein, un oficial nazi de alto rango que tomó más de seiscientas diapositivas color de 35mm registrando las actividades de los judíos en el gueto de Lódzentre 1940 y 1944.

Una imagen color de un grupo de escolares judíos, cada uno portando una "estrella judía" asignada por los nazis, los exhibe esperando recibir comida delante de un edificio no identificado -probablemente su escuela. Originalmente bajo el epígrafe Schuljugend (“jóvenes escolares”) en alemán, la fotografía fue tomada en 1941 durante los breves meses en los que las autoridades nazis todavía permitían cierta educación no vocacional en el gueto. Poco después de que esta foto fuera tomada, los nazis comenzaron a deportar a los judíos del gueto de Lódzque consideraban trabajadores no aptos en su esfuerzo de guerra, hacia la cercana Chelmno, donde casi todos -sin duda incluyendo a muchos de los niños en la foto Schuljugend-fueron asesinados en furgonetas de gas.

Qué veían los niños cuando miraban hacia la lente de la cámara de Genewein, se pregunta Kupferminc. Alineándose con ellos y, por lo tanto, animando su presencia y su experiencia del evento fotográfico, la artista crea un escenario alternativo. Absteniéndose de exponer directamente la fotografía tomada por el fotógrafo nazi, Kupfermincrevierte su mirada y les concede a los niños un punto de vista. Representa a Geneweinsólo como una fría lente estática, situada por encima de los niños, concentrada en su imagen. En esa lente, sin embargo, su mirada es también retornada. Vemos a los niños devolviendo la mirada, algunos desafiantemente, pero, más que eso, en una fugaz, apenas visible imagen, también vemos a otra persona, un adulto al que Kupfermincimaginativamente ubica en esta escena. 

Este es Mendel Grossman, un testigo judío. Empleado como fotógrafo oficial para difundir las actividades del Concejo Judío del gueto de Lódz, Grossman secretamente se procuró una pequeña cámara para uso propio. Él guardó y escondió reserva de rollos fotográficos y, arriesgadamente, tomó y luego enterró cientos de imágenes subrepticias -algunas tomadas a través de un ojal de su saco o una grieta en una puerta-con el fin de asegurar que un registro visual más acabado de una población elegida para su destrucción tuviera la posibilidad de sobrevivir en el futuro. En el escenario de Kupferminc, Grossman se ubica detrás de los niños al tiempo que, secretamente, fotografía al fotógrafo Genewein.   Colocando la lente de Geneweindentro de la propia, Grossman, ofrece a los niños un marco a través del cual ellos le pueden devolver la mirada a Genewein, convirtiéndolo en objeto de sus propias miradas.