Leo Técnicas de supervivencia justo en estos días raros, extrañados, que recordaremos dentro de un tiempo como las semanas de la pandemia, del aislamiento, del encierro. Los versos de Nadia Sol Caramella, escritos a lo largo de varios años y reunidos en este libro, pueden leerse ahora como un anuncio. No del virus, en este caso algo real y concreto que nos obliga a la soledad; sino del aislamiento como una manera de restañar heridas, de fortalecernos frente al desamor, de tomar impulso para salir de nuevo porque, aunque sepamos que seremos derrotades, seguimos yendo hacia el amor como polillas hacia la lamparita. El conurbano con sus barriadas oscuras, sus cielos atravesados de cables y antenas, sus zanjones, es el escenario donde los poemas de Nadia florecen como lirios del pantano. Luminiscencias fugaces, instantáneas de una vida familiar y de un origen propios al tiempo que ajenos, el deseo que es cazadora y es presa en un bosque urbano erizado de bits y de redes que muchas veces no alcanzan para detener nuestra caída.

Selva Almada

 

Técnicas de superviviencia - Nadia Sol Caramella

$17.000
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Leo Técnicas de supervivencia justo en estos días raros, extrañados, que recordaremos dentro de un tiempo como las semanas de la pandemia, del aislamiento, del encierro. Los versos de Nadia Sol Caramella, escritos a lo largo de varios años y reunidos en este libro, pueden leerse ahora como un anuncio. No del virus, en este caso algo real y concreto que nos obliga a la soledad; sino del aislamiento como una manera de restañar heridas, de fortalecernos frente al desamor, de tomar impulso para salir de nuevo porque, aunque sepamos que seremos derrotades, seguimos yendo hacia el amor como polillas hacia la lamparita. El conurbano con sus barriadas oscuras, sus cielos atravesados de cables y antenas, sus zanjones, es el escenario donde los poemas de Nadia florecen como lirios del pantano. Luminiscencias fugaces, instantáneas de una vida familiar y de un origen propios al tiempo que ajenos, el deseo que es cazadora y es presa en un bosque urbano erizado de bits y de redes que muchas veces no alcanzan para detener nuestra caída.

Selva Almada