En los textos dramáticos que componen este volumen (en rigor, en toda la dramaturgia de Javier Daulte), se evidencia un plus inquietante que excede la acotada estructura del género. A partir del procedimiento paródico, el autor pone en escena todas las formas de su reescritura. La poética de Daulte nunca es un pastiche de fórmulas recicladas, sino una intervención sobre los fundamentos genéricos, cuyos principios aquel postulado de un corpus de carácter normativo, aquél establecimiento de reglas sobre lo legible son abandonadas en aras a un forzamiento de sus estructuras cada vez menos violento, menos desgarrador, hasta su definitiva apertura a una nueva dimensión. Daulte, los transita, los recorre, incluso se anima a tender sobre ellos un personal homenaje, para, finalmente, interviniéndolos, hacerlos estallar por dentro. Retazos sueltos, vestigios renovados de ellos aparecen en las obras que integran este volumen. Se trata de apelaciones que denuncian una mirada personal: la asunción de una poética que no puede menos que ser la resultante de un pasado, de un cúmulo de apropiaciones a las que el autor escoge integrar pacífica y eclécticamente a su escritura