En ciertas ocasiones, la filosofía se sale un poco de sí y lee a la literatura. En otras, la literatura alberga conceptos filosóficos. En ambos casos se abre la posibilidad, siempre soñada, de un acontecimiento en el pensamiento. Pero cuando la filosofía de un escritor-filósofo se abisma en los textos de otro escritor (que filosofa, aún sin ser filósofo de profesión), entonces el milagro se redobla. Es lo que ocurre en este encuentro inédito entre Pierre Klossowski y Marcel Proust.
En 1971, convocado por su amigo y colega Michel Butor y con la excusa de una emisión televisiva sobre “Proust y los sentidos”, Klossowski retoma su (re)lectura de En busca del tiempo perdido. A partir de esta experiencia, que describe como análoga a la de “estar drogado”, Klossowski redacta el texto “Sobre Proust”, hasta hoy inédito. Allí despeja lo que llama “la arquitectura del dispositivo proustiano”, y la vincula a sus antecedentes en la literatura occidental, sobre todo a la obra de Flaubert y Dickens, pero también a las mini-revoluciones que en ese tiempo sucedían en el movimiento del “Nouveau roman”, sobre todo, pero no solamente, con Alain Robbe-Grillet.
En cuanto al campo más propio de la filosofía, Klossowski, que además fue pintor, traductor, novelista, guionista y hasta actor de cine, llamará la atención sobre el vínculo (un tanto secreto) de Proust con el budismo, y con Nietzsche (Gustavo Simona sumará en su bello posfacio la figura de Schopenhauer). El hilo que une toda esta trama es la crítica común del principio de identidad. Pero más allá de este sugerente coqueteo con Oriente, Klossowski concluye que Proust se mantiene plenamente “occidental”, pues el desapego y la paz que reivindica no es en absoluto una compasiva paz búdica, sino una tumultuosa y paradójica paz nietzscheana: amorosa y dionisíaca.

Sobre Proust - Pierre Klossowski

$11.800
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En ciertas ocasiones, la filosofía se sale un poco de sí y lee a la literatura. En otras, la literatura alberga conceptos filosóficos. En ambos casos se abre la posibilidad, siempre soñada, de un acontecimiento en el pensamiento. Pero cuando la filosofía de un escritor-filósofo se abisma en los textos de otro escritor (que filosofa, aún sin ser filósofo de profesión), entonces el milagro se redobla. Es lo que ocurre en este encuentro inédito entre Pierre Klossowski y Marcel Proust.
En 1971, convocado por su amigo y colega Michel Butor y con la excusa de una emisión televisiva sobre “Proust y los sentidos”, Klossowski retoma su (re)lectura de En busca del tiempo perdido. A partir de esta experiencia, que describe como análoga a la de “estar drogado”, Klossowski redacta el texto “Sobre Proust”, hasta hoy inédito. Allí despeja lo que llama “la arquitectura del dispositivo proustiano”, y la vincula a sus antecedentes en la literatura occidental, sobre todo a la obra de Flaubert y Dickens, pero también a las mini-revoluciones que en ese tiempo sucedían en el movimiento del “Nouveau roman”, sobre todo, pero no solamente, con Alain Robbe-Grillet.
En cuanto al campo más propio de la filosofía, Klossowski, que además fue pintor, traductor, novelista, guionista y hasta actor de cine, llamará la atención sobre el vínculo (un tanto secreto) de Proust con el budismo, y con Nietzsche (Gustavo Simona sumará en su bello posfacio la figura de Schopenhauer). El hilo que une toda esta trama es la crítica común del principio de identidad. Pero más allá de este sugerente coqueteo con Oriente, Klossowski concluye que Proust se mantiene plenamente “occidental”, pues el desapego y la paz que reivindica no es en absoluto una compasiva paz búdica, sino una tumultuosa y paradójica paz nietzscheana: amorosa y dionisíaca.