Frente a la crueldad solemos quedarnos sin palabras, en un estado de estupor, de un siempre renovado asombro, de un profundo dolor y de grandes preguntas. Voy a intentar que algo de lo impensable –abarcado en el estupor y en el dolor– se vuelva pensable; que algo de lo indecible se haga nombrable, y para esto voy a tratar de acotar los grandes interrogantes. Inicio esta búsqueda de comprensión que me sumerge en una serie de redes de saberes muy amplias: históricas, sociológicas, económicas, filosóficas, psicológicas, etc. Trataré de ceñir esta búsqueda a lo que yo pueda aportar; aportes que quedarán –en el mejor de los casos– integrados al caudal que fluye del sentir y el pensar de los hombres que comparten las mismas preocupaciones. Entonces, este es un intento de hacer inteligible algo de lo impensable del terror que experimentamos frente a la crueldad. Si –como ya escribí– “nada de lo humano nos es ajeno”, o me es ajeno, la crueldad es potencial en mi propio interior,en el de cada uno de nosotros. De este modo me enfrenté a un trabajo de ruptura de defensas y resistencias para pensar el aspecto más horroroso de nuestra condición humana, condición que instala lo inhumano formando parte de lo humano.

Ana N. Berezin

 

Sobre la crueldad - Ana N. Berezin

$20.000
Sobre la crueldad - Ana N. Berezin $20.000

Frente a la crueldad solemos quedarnos sin palabras, en un estado de estupor, de un siempre renovado asombro, de un profundo dolor y de grandes preguntas. Voy a intentar que algo de lo impensable –abarcado en el estupor y en el dolor– se vuelva pensable; que algo de lo indecible se haga nombrable, y para esto voy a tratar de acotar los grandes interrogantes. Inicio esta búsqueda de comprensión que me sumerge en una serie de redes de saberes muy amplias: históricas, sociológicas, económicas, filosóficas, psicológicas, etc. Trataré de ceñir esta búsqueda a lo que yo pueda aportar; aportes que quedarán –en el mejor de los casos– integrados al caudal que fluye del sentir y el pensar de los hombres que comparten las mismas preocupaciones. Entonces, este es un intento de hacer inteligible algo de lo impensable del terror que experimentamos frente a la crueldad. Si –como ya escribí– “nada de lo humano nos es ajeno”, o me es ajeno, la crueldad es potencial en mi propio interior,en el de cada uno de nosotros. De este modo me enfrenté a un trabajo de ruptura de defensas y resistencias para pensar el aspecto más horroroso de nuestra condición humana, condición que instala lo inhumano formando parte de lo humano.

Ana N. Berezin