La primera novela de Juan Pablo Bertazza se disfruta como a una mezcla del mejor fantástico-romántico marca Adolfo Bioy Casares con lo más perturbador de David Lynch.

El narrador es un argentino que deja su trabajo de organizador de eventos en Buenos Aires por otro como guía de turismo en Praga, destino que desconoce tanto como el idioma. El día de su arribo, luego de ir en la dirección equivocada y perderse, tiene la sensación de haber llegado a una ciudad impredecible. Praga va apareciendo en el relato desde distintos ángulos y zonas, y cualquier lugar es bueno para convertirlo en objeto turístico: homeless, prostitutas, una iglesia, el campo de concentración de Teresin o el terrorismo islámico. Y con Praga de fondo se desarrolla una trama de corte golemista: cuatro cifras que comienzan a aparecer escritas en la frente de algunas personas y que anticipan, con precisión, la fecha de sus muertes. Con un ritmo adictivo, «Síndrome Praga» nos propone tanto una reflexión -cargada de gracia- sobre el turismo de masas como un juego de espejos en el que su protagonista se enfrenta, irremediablemente, con los límites del idioma.

Síndrome Praga - Juan Pablo Bertazza

$12.300
Síndrome Praga - Juan Pablo Bertazza $12.300

La primera novela de Juan Pablo Bertazza se disfruta como a una mezcla del mejor fantástico-romántico marca Adolfo Bioy Casares con lo más perturbador de David Lynch.

El narrador es un argentino que deja su trabajo de organizador de eventos en Buenos Aires por otro como guía de turismo en Praga, destino que desconoce tanto como el idioma. El día de su arribo, luego de ir en la dirección equivocada y perderse, tiene la sensación de haber llegado a una ciudad impredecible. Praga va apareciendo en el relato desde distintos ángulos y zonas, y cualquier lugar es bueno para convertirlo en objeto turístico: homeless, prostitutas, una iglesia, el campo de concentración de Teresin o el terrorismo islámico. Y con Praga de fondo se desarrolla una trama de corte golemista: cuatro cifras que comienzan a aparecer escritas en la frente de algunas personas y que anticipan, con precisión, la fecha de sus muertes. Con un ritmo adictivo, «Síndrome Praga» nos propone tanto una reflexión -cargada de gracia- sobre el turismo de masas como un juego de espejos en el que su protagonista se enfrenta, irremediablemente, con los límites del idioma.