Domingo

Camino veinte cuadras hasta el río,
me descalzo y me siento. Como islotes
hay grupos de personas que conversan,
toman mate, hacen picnic. Una hormiga
se trepa por mi pie, llega al tobillo.
Me recuesto, un perro pasa cerca
y un padre con su hijo juega al fútbol
a pocos metros, ¿y si la pelota…?
Miro el cielo: un montón de barriletes
como naves de Star Wars, sobrevuelan.
Más allá, una pareja está aburriéndose,
¿qué los lleva a venir acá, sentarse,
disfrutar de la Estrella de la Muerte?

 

Estornuda hacia el sur

El vecino de al lado
estornuda de madrugada.
Al rato se va
y no tengo más noticias
hasta que vuelve a estornudar
a eso de las diez de la noche,
aunque sin la intensidad de la mañana.
Salgo al balcón,
miro las luces de las casas
mientras él sigue estornudando
uno o dos metros hacia el sur,
como si se despidiera.

 

Sin embalar - Anahí Flores

$13.000
Sin embalar - Anahí Flores $13.000

Domingo

Camino veinte cuadras hasta el río,
me descalzo y me siento. Como islotes
hay grupos de personas que conversan,
toman mate, hacen picnic. Una hormiga
se trepa por mi pie, llega al tobillo.
Me recuesto, un perro pasa cerca
y un padre con su hijo juega al fútbol
a pocos metros, ¿y si la pelota…?
Miro el cielo: un montón de barriletes
como naves de Star Wars, sobrevuelan.
Más allá, una pareja está aburriéndose,
¿qué los lleva a venir acá, sentarse,
disfrutar de la Estrella de la Muerte?

 

Estornuda hacia el sur

El vecino de al lado
estornuda de madrugada.
Al rato se va
y no tengo más noticias
hasta que vuelve a estornudar
a eso de las diez de la noche,
aunque sin la intensidad de la mañana.
Salgo al balcón,
miro las luces de las casas
mientras él sigue estornudando
uno o dos metros hacia el sur,
como si se despidiera.