Tatuajes, piercings y otras marcas corporales

Nos dice el autor en la introducción: “En los primeros capítulos analizaré la historia occidental de las marcas corporales, especialmente los tatuajes. En los años sesenta, los tatuajes eran una forma popular, esencialmente masculina y algo transgresora, de mostrar una singularidad radical y la disidencia con la sociedad burguesa, y eran comunes en el pueblo trabajador: obreros, camioneros, marineros, soldados, y también en delincuentes. A los ‘matones’ les interesaba mucho como una forma de afirmar su virilidad, de ahí que los gráficos sean a menudo pornográficos y machistas. Todo cambió a partir de los años ochenta. Se abrieron cada vez más boutiques en pueblos y ciudades, y los tatuadores se convirtieron en artistas del cuerpo, con diseños gráficos más elaborados y estéticos que en los primeros tiempos del tatuaje. Hoy, una actitud consumista está popularizando los tatuajes por todo el mundo. Banalizado, ya no oculta nada subversivo, es la afirmación de una estética de la presencia, una búsqueda de la belleza que afecta a todos los grupos de edad, pero sobre todo a las generaciones más jóvenes, independientemente de su estatus social, y atrae tanto a chicos como a chicas.”
El libro da voz a las personas implicadas, “intercalando testimonios en ciertas partes del texto. Mi investigación ha sido exhaustiva. Además de la observación personal y los encuentros informales, consistió en más de cuatrocientas entrevistas con personas tatuadas, con piercings o con escarificaciones (cuyos nombres de pila se han cambiado en ocasiones). Estas entrevistas proceden de varios años de investigación llevada a cabo en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Estrasburgo y de varios encuentros personales con tatuadores y piercers.”
Finaliza diciendo: “Esta moda mundial por los tatuajes es uno de los signos más llamativos de la transformación del estatus del cuerpo en nuestras sociedades de individuos. El cuerpo es ahora un espacio que puede ser visto y leído por los demás. A través de la piel se nos nombra, se nos reconoce y se nos identifica con nuestra pertenencia social.”

Signos de identidad - David Le Breton

$29.900
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Tatuajes, piercings y otras marcas corporales

Nos dice el autor en la introducción: “En los primeros capítulos analizaré la historia occidental de las marcas corporales, especialmente los tatuajes. En los años sesenta, los tatuajes eran una forma popular, esencialmente masculina y algo transgresora, de mostrar una singularidad radical y la disidencia con la sociedad burguesa, y eran comunes en el pueblo trabajador: obreros, camioneros, marineros, soldados, y también en delincuentes. A los ‘matones’ les interesaba mucho como una forma de afirmar su virilidad, de ahí que los gráficos sean a menudo pornográficos y machistas. Todo cambió a partir de los años ochenta. Se abrieron cada vez más boutiques en pueblos y ciudades, y los tatuadores se convirtieron en artistas del cuerpo, con diseños gráficos más elaborados y estéticos que en los primeros tiempos del tatuaje. Hoy, una actitud consumista está popularizando los tatuajes por todo el mundo. Banalizado, ya no oculta nada subversivo, es la afirmación de una estética de la presencia, una búsqueda de la belleza que afecta a todos los grupos de edad, pero sobre todo a las generaciones más jóvenes, independientemente de su estatus social, y atrae tanto a chicos como a chicas.”
El libro da voz a las personas implicadas, “intercalando testimonios en ciertas partes del texto. Mi investigación ha sido exhaustiva. Además de la observación personal y los encuentros informales, consistió en más de cuatrocientas entrevistas con personas tatuadas, con piercings o con escarificaciones (cuyos nombres de pila se han cambiado en ocasiones). Estas entrevistas proceden de varios años de investigación llevada a cabo en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Estrasburgo y de varios encuentros personales con tatuadores y piercers.”
Finaliza diciendo: “Esta moda mundial por los tatuajes es uno de los signos más llamativos de la transformación del estatus del cuerpo en nuestras sociedades de individuos. El cuerpo es ahora un espacio que puede ser visto y leído por los demás. A través de la piel se nos nombra, se nos reconoce y se nos identifica con nuestra pertenencia social.”