El segundo libro de Emilio Jurado Naón, busca lo que pocos se imaginaron alguna vez: una suerte de cuasi-autobiografía de Sarmiento, escrita más bien, siguiendo el flujo de su conciencia, sin filtros, claro, la conciencia aglutinada del sanjuanino al borde de la locura. Lascivo, políticamente incorrecto, inmoral hasta el retruécano. Como es de esperar, una propuesta semejante evade casi todos los argumentos posibles (de hecho, Sanmierto es una colección de capítulos que operan más como viñetas aisladas, que como una obra episódica). Esta “nouvelle”, intensamente escrita, narrada en primerísima persona, podría sumarse a una serie de libros publicados en la última década, donde se busca reestructurar los modos de lectura de nuestro pasado literario. El resultado es todo un hallazgo, ya que pone de manifiesto una escritura atípica, provocadora y audazmente superadora de los dictámenes del gusto epocal , en la medida en que se genera un franco ejercicio de la libertad y exploración lúcida de las potencialidades del idioma de los argentinos. Uno que continúa haciéndose a diario, desde aquel lejano y distante 1810. Por otra parte, la cuota experimental aquí es relevante, y en absoluto accidental: cada palabra posee su peso específico de figuración, su razón de estar en la página.

 

Sanmierto - Emilio Jurado Naón

$18.000
Sanmierto - Emilio Jurado Naón $18.000

El segundo libro de Emilio Jurado Naón, busca lo que pocos se imaginaron alguna vez: una suerte de cuasi-autobiografía de Sarmiento, escrita más bien, siguiendo el flujo de su conciencia, sin filtros, claro, la conciencia aglutinada del sanjuanino al borde de la locura. Lascivo, políticamente incorrecto, inmoral hasta el retruécano. Como es de esperar, una propuesta semejante evade casi todos los argumentos posibles (de hecho, Sanmierto es una colección de capítulos que operan más como viñetas aisladas, que como una obra episódica). Esta “nouvelle”, intensamente escrita, narrada en primerísima persona, podría sumarse a una serie de libros publicados en la última década, donde se busca reestructurar los modos de lectura de nuestro pasado literario. El resultado es todo un hallazgo, ya que pone de manifiesto una escritura atípica, provocadora y audazmente superadora de los dictámenes del gusto epocal , en la medida en que se genera un franco ejercicio de la libertad y exploración lúcida de las potencialidades del idioma de los argentinos. Uno que continúa haciéndose a diario, desde aquel lejano y distante 1810. Por otra parte, la cuota experimental aquí es relevante, y en absoluto accidental: cada palabra posee su peso específico de figuración, su razón de estar en la página.