Tras su muerte en 1992, Néstor Perlongher legó una de las carreras más rotundas de la literatura latinoamericana, no por corta, menos intensa. Es, sin duda, uno de los poetas más sugestivos y vigorosos a partir de los años ochenta del siglo pasado en Argentina y Latinoamérica. El conjunto de sus versos, ensayos, artículos, elabora el pensamiento contundente de un testigo y protagonista ejemplar de su tiempo.
La combinatoria de lo obsceno (“excremento”) con el manierismo afeminado (“el organdí de las mantillas”) es la marca Perlongher, sin olvidarnos del interés el autor por una escritura neobarroca que tiene su origen en Góngora.
Considerada como vehículo del éxtasis, la poesía se emparenta con un ejercicio espiritual capaz de conducir al arrobamiento o con la ingestión de sustancias psicoactivas acompañadas de un saber de la experiencia. Como otras liturgias, en la obra de Pelongher cumple su propio proceso de sanación por encima y a pesar de lo insatisfactorio.

“Hay cierta tendencia a pensar la expresión poética como subjetividad, como expresión del ego. Entonces la poesía queda oscilando entre la sentimentalidad y el narcisismo. Sin embargo, pienso que lo importante de la poesía es esa posibilidad de pasar a un orden de lo alucinante”

Néstor Perlongher

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Rivales Dorados - Néstor Perlongher

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Tras su muerte en 1992, Néstor Perlongher legó una de las carreras más rotundas de la literatura latinoamericana, no por corta, menos intensa. Es, sin duda, uno de los poetas más sugestivos y vigorosos a partir de los años ochenta del siglo pasado en Argentina y Latinoamérica. El conjunto de sus versos, ensayos, artículos, elabora el pensamiento contundente de un testigo y protagonista ejemplar de su tiempo.
La combinatoria de lo obsceno (“excremento”) con el manierismo afeminado (“el organdí de las mantillas”) es la marca Perlongher, sin olvidarnos del interés el autor por una escritura neobarroca que tiene su origen en Góngora.
Considerada como vehículo del éxtasis, la poesía se emparenta con un ejercicio espiritual capaz de conducir al arrobamiento o con la ingestión de sustancias psicoactivas acompañadas de un saber de la experiencia. Como otras liturgias, en la obra de Pelongher cumple su propio proceso de sanación por encima y a pesar de lo insatisfactorio.

“Hay cierta tendencia a pensar la expresión poética como subjetividad, como expresión del ego. Entonces la poesía queda oscilando entre la sentimentalidad y el narcisismo. Sin embargo, pienso que lo importante de la poesía es esa posibilidad de pasar a un orden de lo alucinante”

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