Éste es el relato del regreso de una mujer a Manaos, la ciudad de su infancia, tras largos años de ausencia, contado a través de un diálogo con su hermano distante. La historia de un retorno a la vida en familia y a lo más íntimo; en el fondo es un complejo viaje de la memoria a una isla del pasado, donde el destino del individuo se enlaza al del grupo familiar en la búsqueda de sí mismo y del otro. La odisea sin dioses ni maravillas de una pobre heroína desgarrada, cuyo destino problemático tiene sus hilos en la trama de una novela urdida con serena sabiduría por la mano sorprendente de un joven escritor. La novela es aquí una arquitectura imaginaria: el arte de reconstruir, en el lugar de los recuerdos y en los huecos del olvido, la casa que se fue. Una casa, un mundo. Un mundo hasta cierto punto único, exótico y enigmático en su extraña poesía, pero capaz de imponerse al lector con un alto poder de convicción. Imposible resistirse a la fascinación de esta prosa evocativa, trazada con un raro sentido plástico y con una pulsión lírica: un viaje encantatorio por los meandros de frases largas y límpidas, en un ritmo de recurrencias y remansos, de regreso a la ciudad aislada por el río y la selva amazónica, donde una familia de inmigrantes libaneses, desde hace mucho radicada allí, vive su drama de pasiones contradictorias, de culpas y de jirones de luto que rondan muertes trágicas. La narración retorna a esa isla familiar como a un puerto de recuerdos, abierto a la atmósfera ambigua de un cierto Oriente –espacio flotante donde las viejas tradiciones religiosas y culturales se mezclaron con las imágenes de la tierra, con el aura de lo sagrado y con el gusto sensual de cosas y palabras-.

La narración se remonta al pasado por fogonazos retrospectivos, por la voz de la narradora encastrada a otras voces en un coro armónico, lo que recuerda la tradición oral de los narradores orientales: una caja de sorpresas de la que saltan las múltiples caras de los personajes, en un juego de sombras y silencio, bajo la luz ardiente de la Amazonia. En ella se guardan las vacilaciones y las lagunas de la memoria, lo que no se alcanza del pasado, un modo oblicuo de toparse con los límites del conocimiento del otro y de sí mismo, el enigma último del ser. (Davi Arrigucci Jr)

Relato de un cierto oriente - Milton Hatoum

$13.720
Relato de un cierto oriente - Milton Hatoum $13.720

Éste es el relato del regreso de una mujer a Manaos, la ciudad de su infancia, tras largos años de ausencia, contado a través de un diálogo con su hermano distante. La historia de un retorno a la vida en familia y a lo más íntimo; en el fondo es un complejo viaje de la memoria a una isla del pasado, donde el destino del individuo se enlaza al del grupo familiar en la búsqueda de sí mismo y del otro. La odisea sin dioses ni maravillas de una pobre heroína desgarrada, cuyo destino problemático tiene sus hilos en la trama de una novela urdida con serena sabiduría por la mano sorprendente de un joven escritor. La novela es aquí una arquitectura imaginaria: el arte de reconstruir, en el lugar de los recuerdos y en los huecos del olvido, la casa que se fue. Una casa, un mundo. Un mundo hasta cierto punto único, exótico y enigmático en su extraña poesía, pero capaz de imponerse al lector con un alto poder de convicción. Imposible resistirse a la fascinación de esta prosa evocativa, trazada con un raro sentido plástico y con una pulsión lírica: un viaje encantatorio por los meandros de frases largas y límpidas, en un ritmo de recurrencias y remansos, de regreso a la ciudad aislada por el río y la selva amazónica, donde una familia de inmigrantes libaneses, desde hace mucho radicada allí, vive su drama de pasiones contradictorias, de culpas y de jirones de luto que rondan muertes trágicas. La narración retorna a esa isla familiar como a un puerto de recuerdos, abierto a la atmósfera ambigua de un cierto Oriente –espacio flotante donde las viejas tradiciones religiosas y culturales se mezclaron con las imágenes de la tierra, con el aura de lo sagrado y con el gusto sensual de cosas y palabras-.

La narración se remonta al pasado por fogonazos retrospectivos, por la voz de la narradora encastrada a otras voces en un coro armónico, lo que recuerda la tradición oral de los narradores orientales: una caja de sorpresas de la que saltan las múltiples caras de los personajes, en un juego de sombras y silencio, bajo la luz ardiente de la Amazonia. En ella se guardan las vacilaciones y las lagunas de la memoria, lo que no se alcanza del pasado, un modo oblicuo de toparse con los límites del conocimiento del otro y de sí mismo, el enigma último del ser. (Davi Arrigucci Jr)