¿Puede la filosofía, o mejor dicho: el pensamiento, llegar a un público que no sea especialista, un lector que no esté formado en las limitaciones de las disciplinas? ¿Cuál es el costo filosófico o reflexivo de tal intento? ¿Se puede pensar la sociedad actual sin volverse un actor del mercado del espectáculo, un divulgador de ideas o un denunciador precoz? En nuestra sociedad narcisista se vuelve imprescindible el pensamiento disruptivo que no reafirma la moral de sus lectores. En ese límite difuso se mueven las páginas de este pequeño libro del ex filósofo Daniel Mundo, que incluye desde posteos en apps hasta ensayos densos publicados en revistas académicas y reflexiones periodísticas que pretenden interrogar sobre algunas certezas, más que imponer una idea propia como la más válida.