El puerto es lugar de entrada de sujetos y de lenguas. El lugar -donde se amontonaban los inmigrantes que llegaban en barcos de Europa-  se perfila como espacio de mezclas de cuerpos y lenguas. El desplazamiento de los cuerpos resulta paralelo a los desplazamientos de lenguas porque Puertos: Diccionarios. Literaturas y alteridad lingüística desde la pampa se ocupa de los encuentros y desencuentros de lenguas y culturas. El autor, Pablo Gasparini,  navega entre lenguas: escribe en castellano o en portugués; lee además en francés, italiano, inglés, portuñol.   ¿Cómo se llevan esas lenguas? ¿Cuáles son sus conflictos y armonías? ¿Cuáles son las posiciones del sujeto frente a ellas? Para hallar respuestas, Pablo Gasparini convoca a escritores muy disímiles caracterizando la problemática específica de cada corpus. Focaliza la producción en lenguas extranjeras (francés o italiano), lenguas fronterizas como el portuñol o inventadas como el neocriollo. También explora experiencias de alteridad lingüística: el sefardita o lo que llama “tentativas de inserción en la legitimidad del sistema literario argentino” por la escritura en castellano o mediante la traducción. En síntesis, construye una máquina de leer que tiene un programa particular para cada corpus en los que indaga con idéntica minuciosidad, rigor e imaginación. Gasparini inserta su trabajo en las líneas de la glotopolítica, esa disciplina que estudia los modos en los que una sociedad actúa sobre el lenguaje.

Los epígrafes que abren ponen de relieve la confusión de lenguas. El de Borges -extraído del prefacio de la primera edición de Fervor de Buenos Aires- y el de Xul Solar comparten la imagen acústica de lo indistinto, la referencia al alboroto ocasionado por voces de múltiples procedencias. Frente a la confusión babélica, las entradas del diccionario definen, corrigen, explican. Esas entradas aparecen como pruebas de los procesos de legitimación de las palabras que primero se usan y luego se legalizan.

Las argumentaciones afirman una y otra vez que la patria es la lengua o viceversa, aunque a veces no haya ni patria ni lengua o muchas de ellas. Elegimos una patria cuando adoptamos una lengua. Hay un manejo específico, técnico de las figuras y las estrategias lingüísticas sumamente puntilloso, en ocasiones obsesivo, que pasa de la observación formal a la conclusión interpretativa. Pero la interpretación ancla en un contexto que va más allá de la literatura. El elemento pequeño, el detalle puramente literario alcanza un momento de inscripción en el campo político. La máquina de leer se detiene en las formas de la palabra para volcarlas al mundo, con la convicción de que en la forma está el sentido. Poner la lupa sobre la palabra para hacerla decir casi todo.

El análisis es artesanal, una búsqueda milimétrica, un ensayo permanente de microanálisis. La perspectiva implementada colabora en el encuentro de culturas, que resulta fructífero porque no es armónico sino conflictivo y hasta falto de estatus gramatical pero rico en decir poético.

 

Adriana Rodríguez Pérsico

 

Puertos: Diccionarios Literaturas y alteridad lingüística desde la pampa - Pablo Gasparini

$14.490
Puertos: Diccionarios Literaturas y alteridad lingüística desde la pampa - Pablo Gasparini $14.490

El puerto es lugar de entrada de sujetos y de lenguas. El lugar -donde se amontonaban los inmigrantes que llegaban en barcos de Europa-  se perfila como espacio de mezclas de cuerpos y lenguas. El desplazamiento de los cuerpos resulta paralelo a los desplazamientos de lenguas porque Puertos: Diccionarios. Literaturas y alteridad lingüística desde la pampa se ocupa de los encuentros y desencuentros de lenguas y culturas. El autor, Pablo Gasparini,  navega entre lenguas: escribe en castellano o en portugués; lee además en francés, italiano, inglés, portuñol.   ¿Cómo se llevan esas lenguas? ¿Cuáles son sus conflictos y armonías? ¿Cuáles son las posiciones del sujeto frente a ellas? Para hallar respuestas, Pablo Gasparini convoca a escritores muy disímiles caracterizando la problemática específica de cada corpus. Focaliza la producción en lenguas extranjeras (francés o italiano), lenguas fronterizas como el portuñol o inventadas como el neocriollo. También explora experiencias de alteridad lingüística: el sefardita o lo que llama “tentativas de inserción en la legitimidad del sistema literario argentino” por la escritura en castellano o mediante la traducción. En síntesis, construye una máquina de leer que tiene un programa particular para cada corpus en los que indaga con idéntica minuciosidad, rigor e imaginación. Gasparini inserta su trabajo en las líneas de la glotopolítica, esa disciplina que estudia los modos en los que una sociedad actúa sobre el lenguaje.

Los epígrafes que abren ponen de relieve la confusión de lenguas. El de Borges -extraído del prefacio de la primera edición de Fervor de Buenos Aires- y el de Xul Solar comparten la imagen acústica de lo indistinto, la referencia al alboroto ocasionado por voces de múltiples procedencias. Frente a la confusión babélica, las entradas del diccionario definen, corrigen, explican. Esas entradas aparecen como pruebas de los procesos de legitimación de las palabras que primero se usan y luego se legalizan.

Las argumentaciones afirman una y otra vez que la patria es la lengua o viceversa, aunque a veces no haya ni patria ni lengua o muchas de ellas. Elegimos una patria cuando adoptamos una lengua. Hay un manejo específico, técnico de las figuras y las estrategias lingüísticas sumamente puntilloso, en ocasiones obsesivo, que pasa de la observación formal a la conclusión interpretativa. Pero la interpretación ancla en un contexto que va más allá de la literatura. El elemento pequeño, el detalle puramente literario alcanza un momento de inscripción en el campo político. La máquina de leer se detiene en las formas de la palabra para volcarlas al mundo, con la convicción de que en la forma está el sentido. Poner la lupa sobre la palabra para hacerla decir casi todo.

El análisis es artesanal, una búsqueda milimétrica, un ensayo permanente de microanálisis. La perspectiva implementada colabora en el encuentro de culturas, que resulta fructífero porque no es armónico sino conflictivo y hasta falto de estatus gramatical pero rico en decir poético.

 

Adriana Rodríguez Pérsico