En Primero Sueño, descomunal poema de la décima musa sor Juana Inés de la Cruz, la entreverada sintaxis, los cultismos, la universalidad de noticias se despliegan a lo largo de los 975 versos que componen la silva.

Proponemos al lector una nueva edición del texto, con un aparato de notas que recoge las variantes de las distintas ediciones antiguas, las interpretaciones de destacados estudiosos de la obra sorjuanina y fragmentos de la inconclusa Ilustración al Sueño de Pedro de Álvarez de Lugo (s. XVII). Del mismo comentador ofrecemos, además, en el apéndice, los facsimilares de su transcripción del poema, documento imprescindible para establecer futuras ediciones.

 

Cuarenta y cuatro años, cinco meses, cinco días y cinco horas ilustró su duración al tiempo la vida de esta rara mujer, que nació en el mundo a justificar a la naturaleza las vanidades de prodigiosa. A doce leguas de la ciudad de México, metrópoli de la Nueva España, están casi contiguos dos montes, que no obstando lo diverso de sus calidades, en estar siempre cubierto de sucesivas nieves el uno y manar el otro perenne fuego, no se hacen mala vecindad entre sí, antes conservan en paz sus extremos y en un temple benigno la poca distancia que los divide. Tiene su asiento a la falda destos dos montes una bien capaz alquería, muy conocida, con el título de San Miguel de Nepantla, que confinante a los excesos de calores y fríos, a fuer de primavera, hubo de ser patria desta maravilla. Aquí nació la madre Juana Inés el año de mil seiscientos y cincuenta y uno, el día doce de noviembre, viernes, a las once de la noche… Fue su padre don Pedro Manuel de Asbaje, natural de la Villa de Vergara, en la provincia de Guipúzcoa, que con deseo de corregir los yerros a las entrañas de su tierra, tan de nobleza pródigas como estériles de caudal, pasó a Indias, donde casó este dichoso vizcaíno con doña Isabel Ramírez de Cantillana, hija de padres españoles y natural de Yacapiftla, pueblo de Nueva España. De cuya legítima unión tuvieron, entre otros hijos, a nuestra poetisa única, que fue posible admitir igualdad en la sangre la que pareció no tener parentesco humano con otras almas.

 

P. Diego Calleja. «Aprobación…» a Fama y obras póstumas, Madrid, 1700.

Edición del texto y notas de Tadeo P. Stein.

Prólogo de Sonia Contardi.

Incluye los facsimilares de la transcripción del poema hecha

por Pedro Álvarez de Lugo Usodemar.

Primero sueño - Sor Juana Inés de la Cruz

$17.500
Sin stock
Primero sueño - Sor Juana Inés de la Cruz $17.500

En Primero Sueño, descomunal poema de la décima musa sor Juana Inés de la Cruz, la entreverada sintaxis, los cultismos, la universalidad de noticias se despliegan a lo largo de los 975 versos que componen la silva.

Proponemos al lector una nueva edición del texto, con un aparato de notas que recoge las variantes de las distintas ediciones antiguas, las interpretaciones de destacados estudiosos de la obra sorjuanina y fragmentos de la inconclusa Ilustración al Sueño de Pedro de Álvarez de Lugo (s. XVII). Del mismo comentador ofrecemos, además, en el apéndice, los facsimilares de su transcripción del poema, documento imprescindible para establecer futuras ediciones.

 

Cuarenta y cuatro años, cinco meses, cinco días y cinco horas ilustró su duración al tiempo la vida de esta rara mujer, que nació en el mundo a justificar a la naturaleza las vanidades de prodigiosa. A doce leguas de la ciudad de México, metrópoli de la Nueva España, están casi contiguos dos montes, que no obstando lo diverso de sus calidades, en estar siempre cubierto de sucesivas nieves el uno y manar el otro perenne fuego, no se hacen mala vecindad entre sí, antes conservan en paz sus extremos y en un temple benigno la poca distancia que los divide. Tiene su asiento a la falda destos dos montes una bien capaz alquería, muy conocida, con el título de San Miguel de Nepantla, que confinante a los excesos de calores y fríos, a fuer de primavera, hubo de ser patria desta maravilla. Aquí nació la madre Juana Inés el año de mil seiscientos y cincuenta y uno, el día doce de noviembre, viernes, a las once de la noche… Fue su padre don Pedro Manuel de Asbaje, natural de la Villa de Vergara, en la provincia de Guipúzcoa, que con deseo de corregir los yerros a las entrañas de su tierra, tan de nobleza pródigas como estériles de caudal, pasó a Indias, donde casó este dichoso vizcaíno con doña Isabel Ramírez de Cantillana, hija de padres españoles y natural de Yacapiftla, pueblo de Nueva España. De cuya legítima unión tuvieron, entre otros hijos, a nuestra poetisa única, que fue posible admitir igualdad en la sangre la que pareció no tener parentesco humano con otras almas.

 

P. Diego Calleja. «Aprobación…» a Fama y obras póstumas, Madrid, 1700.

Edición del texto y notas de Tadeo P. Stein.

Prólogo de Sonia Contardi.

Incluye los facsimilares de la transcripción del poema hecha

por Pedro Álvarez de Lugo Usodemar.