El orden moral tradicional es opresivo y como tal debe ser criticado y combatido. Pero hay que tener claro que si hoy ese orden está en crisis, no es porque nosotros amemos la libertad más que nuestros antepasados. Está en crisis porque la moral burguesa se está mostrando incapaz de adaptarse a las modernas condiciones de producción y circulación de mercancías. Lo que sucede, es que a medida que todo se va convirtiendo en mercancía, todas las reglas morales van quedando obsoletas.

La cuestión no es cómo evitar el conflicto y las normas, sino cómo cambiar la relación fraudulenta que hoy tenemos con las normas. El objetivo —y todo el problema— consistiría, y algún día consistirá, en vivir una norma que no esté separada de mis y de nuestras acciones.

Por un mundo sin orden moral - Gilles Dauvé

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El orden moral tradicional es opresivo y como tal debe ser criticado y combatido. Pero hay que tener claro que si hoy ese orden está en crisis, no es porque nosotros amemos la libertad más que nuestros antepasados. Está en crisis porque la moral burguesa se está mostrando incapaz de adaptarse a las modernas condiciones de producción y circulación de mercancías. Lo que sucede, es que a medida que todo se va convirtiendo en mercancía, todas las reglas morales van quedando obsoletas.

La cuestión no es cómo evitar el conflicto y las normas, sino cómo cambiar la relación fraudulenta que hoy tenemos con las normas. El objetivo —y todo el problema— consistiría, y algún día consistirá, en vivir una norma que no esté separada de mis y de nuestras acciones.