¿Por qué escribir? ¿Qué sentido tiene dedicarse a la literatura en un mundo arrasado por la injusticia y la crueldad? Estas preguntas, de absoluta vigencia, le resultaban igualmente apremiantes a George Orwell hace más de ochenta años.
El propio Orwell dijo que su mayor aspiración era “transformar la escritura política en un arte”. Y algún lector desprevenido podría pensar que, por tanto, se trató de un escritor panfletario. Estos ensayos vienen a demostrar lo contrario. Por un lado, porque prueban que jamás subordinaba su pluma a dogmas o verdades oficiales. Por otro, porque son una muestra cabal de su obsesión por la experiencia estética que puede derivarse del lenguaje.
Quienes leen y escriben buscando perforar la superficie de los textos encontrarán en estos artículos la posibilidad de asomarse a ideas sobre la vida de los libros, sobre Shakespeare, Tolstói y el rol de la crítica, sobre el uso y la malversación del idioma, sobre Henry Miller y Jonathan Swift. Son las ideas de un escritor complejo, de un lector brillante, que se servía de cualquier tema para reformular una pregunta siempre urgente: ¿cuál es el propósito de la literatura?

 

“CUANDO TERMINAMOS DE LEER ESTOS ENSAYOS NOS QUEDA LA SENSACIÓN DE QUE ORWELL QUISO DECIRNOS QUE ESCRIBIR NO SOLO ES DIFÍCIL; ES IMPOSIBLE. Y, SIN EMBARGO, ES LO ÚNICO QUE PODEMOS HACER CUANDO SOMOS POSEÍDOS POR ESE “DEMONIO QUE NO PODEMOS RECHAZAR NI COMPRENDER”, POR ESE DEMONIO —EL DE LA ESCRITURA— QUE NOS CONDUCE AL MÁS DESEADO DE LOS INFIERNOS: EL DEL FRACASO Y LA MARAVILLA”

Sebastián Martínez Daniell

Por qué escribo - George Orwell

$22.900
Por qué escribo - George Orwell $22.900

¿Por qué escribir? ¿Qué sentido tiene dedicarse a la literatura en un mundo arrasado por la injusticia y la crueldad? Estas preguntas, de absoluta vigencia, le resultaban igualmente apremiantes a George Orwell hace más de ochenta años.
El propio Orwell dijo que su mayor aspiración era “transformar la escritura política en un arte”. Y algún lector desprevenido podría pensar que, por tanto, se trató de un escritor panfletario. Estos ensayos vienen a demostrar lo contrario. Por un lado, porque prueban que jamás subordinaba su pluma a dogmas o verdades oficiales. Por otro, porque son una muestra cabal de su obsesión por la experiencia estética que puede derivarse del lenguaje.
Quienes leen y escriben buscando perforar la superficie de los textos encontrarán en estos artículos la posibilidad de asomarse a ideas sobre la vida de los libros, sobre Shakespeare, Tolstói y el rol de la crítica, sobre el uso y la malversación del idioma, sobre Henry Miller y Jonathan Swift. Son las ideas de un escritor complejo, de un lector brillante, que se servía de cualquier tema para reformular una pregunta siempre urgente: ¿cuál es el propósito de la literatura?

 

“CUANDO TERMINAMOS DE LEER ESTOS ENSAYOS NOS QUEDA LA SENSACIÓN DE QUE ORWELL QUISO DECIRNOS QUE ESCRIBIR NO SOLO ES DIFÍCIL; ES IMPOSIBLE. Y, SIN EMBARGO, ES LO ÚNICO QUE PODEMOS HACER CUANDO SOMOS POSEÍDOS POR ESE “DEMONIO QUE NO PODEMOS RECHAZAR NI COMPRENDER”, POR ESE DEMONIO —EL DE LA ESCRITURA— QUE NOS CONDUCE AL MÁS DESEADO DE LOS INFIERNOS: EL DEL FRACASO Y LA MARAVILLA”

Sebastián Martínez Daniell