Marx no vio la especificidad emergente en Bolívar. Engels no comprendió la riqueza populista de la comuna rural rusa. José Aricó (figura sobre la que se teje este libro) se adentra en la trama hasta encontrar hebras sueltas. Más allá del intenso rechazo al bonapartismo y de los prejuicios políticos hegelianos que pueden haber afectado la perspectiva marxiana, Bolívar no es la farsa de otra farsa (la de Luis Napoleon III) ni la emancipación sudamericana una incertidumbre de los pueblos sin historia. La lectura de Aricó deconstruye, por vía negativa, el supuesto desprecio de Marx por la emancipación política liberando de lugares comunes un potencial marxiano para nuestras realidades. “No eran esquemas teóricos definidos, sino más bien opciones estratégicas consideradas como favorables a la revolución lo que llevaba a Marx a privilegiar campos o a jerarquizar fuerzas”, dice Aricó y con este señalamiento reanima la interpretación del pasado. Una perspectiva intensamente combativa del caudal histórico como campo de lucha, en la cual puede situarse el legado de un gran historiador y también la tarea historiadora del presente.

Por el rumor del mundo - Guilelrmo Ricca

$13.000
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Marx no vio la especificidad emergente en Bolívar. Engels no comprendió la riqueza populista de la comuna rural rusa. José Aricó (figura sobre la que se teje este libro) se adentra en la trama hasta encontrar hebras sueltas. Más allá del intenso rechazo al bonapartismo y de los prejuicios políticos hegelianos que pueden haber afectado la perspectiva marxiana, Bolívar no es la farsa de otra farsa (la de Luis Napoleon III) ni la emancipación sudamericana una incertidumbre de los pueblos sin historia. La lectura de Aricó deconstruye, por vía negativa, el supuesto desprecio de Marx por la emancipación política liberando de lugares comunes un potencial marxiano para nuestras realidades. “No eran esquemas teóricos definidos, sino más bien opciones estratégicas consideradas como favorables a la revolución lo que llevaba a Marx a privilegiar campos o a jerarquizar fuerzas”, dice Aricó y con este señalamiento reanima la interpretación del pasado. Una perspectiva intensamente combativa del caudal histórico como campo de lucha, en la cual puede situarse el legado de un gran historiador y también la tarea historiadora del presente.