En este conjunto de conversaciones devenidas escritura, Verónica Buchanan nos habla de su clínica y del amor. En cuatro pliegues: el impacto, el padre, el cuerpo, la época. Lo actual como rechazo del impacto
que permitiría una escritura. Por su ausencia, la sensibilidad se horroriza sin afectación posible. El cuerpo se eriza pero no se agujerea, y el pánico es reacción al borde de la manipulación de una imagen sin consistencia, sin agujero.

Es el amor al padre lo que impacta. Sin embargo, en las consultas que recibimos nos encontramos frecuentemente con algo muy distinto. Para no morir de vergüenza, la autora encuentra una salida
sorprendente en la piedad como un modo -femenino- de la afectación. Y es desde ahí que lo enlaza con el deseo del analista, impuro, el que se sostiene en lo perdido.