¿De que estan hechos los poemas de este libro? ¿Que o quien habla a traves de ellos? Raros mutantes sin pies ni cabeza que le escapan a la rigidez, los poemas en prosa de Pequeno mamifero electrico ponen a prueba la logica y la razon al convertir el universo natural (playas, lombrices, caballos, llanuras, cardos, rios, lobos, flores) en un espacio de yuxtaposiciones donde la cercania de todas las cosas, genera una simultanei- dad delirante. “Hay de todo en el mundo” dice una voz al comienzo; y “todo vale”, al final. Los poemas de Sadie Madhur parecen retomar, en clave de proto- ciencia-ficcion, el universo de Marosa Di Giorgio; despliegan el orden atipico en el que conviven anima- les exoticos –“murcielagos blancos”- con una natura- leza arrolladora -y por momentos ominosa- invasora del yo y el cuerpo al mismo tiempo. Pero la transfor- macion no es solo biologica (“mi cuerpo es el de un gran invertebrado”), pues tambien hay una mutacion en el modo de mirar, esa accion “es cubrir el campo visual de helechos, naturaleza autoctona, salvaje”. Es entonces lo salvaje aquello que habita la voz tan singular de este libro, imposible de domar con el lazo de las clasificaciones. “(…) una voz inusual”, un poco animal, un poco humana, que exuda la sustancia lisergica del lenguaje.

Veronica Perez Arango

 

Pequeño mamífero eléctrico - Sadie Madhur

$8.000
Pequeño mamífero eléctrico - Sadie Madhur $8.000

¿De que estan hechos los poemas de este libro? ¿Que o quien habla a traves de ellos? Raros mutantes sin pies ni cabeza que le escapan a la rigidez, los poemas en prosa de Pequeno mamifero electrico ponen a prueba la logica y la razon al convertir el universo natural (playas, lombrices, caballos, llanuras, cardos, rios, lobos, flores) en un espacio de yuxtaposiciones donde la cercania de todas las cosas, genera una simultanei- dad delirante. “Hay de todo en el mundo” dice una voz al comienzo; y “todo vale”, al final. Los poemas de Sadie Madhur parecen retomar, en clave de proto- ciencia-ficcion, el universo de Marosa Di Giorgio; despliegan el orden atipico en el que conviven anima- les exoticos –“murcielagos blancos”- con una natura- leza arrolladora -y por momentos ominosa- invasora del yo y el cuerpo al mismo tiempo. Pero la transfor- macion no es solo biologica (“mi cuerpo es el de un gran invertebrado”), pues tambien hay una mutacion en el modo de mirar, esa accion “es cubrir el campo visual de helechos, naturaleza autoctona, salvaje”. Es entonces lo salvaje aquello que habita la voz tan singular de este libro, imposible de domar con el lazo de las clasificaciones. “(…) una voz inusual”, un poco animal, un poco humana, que exuda la sustancia lisergica del lenguaje.

Veronica Perez Arango