Benjamin y Helen, padre e hija, se comunican a través de un dispositivo diseñado por Helen: una máquina graba lo que dice el padre, lo transcribe y lo envía en forma de fax, que la hija recibe y lee. En esta forma de comunicación tan extraña, se empieza a desentrañar un misterio de esa relación tan rara: una semana en la que Helen quedó ¿abandonada? ¿perdida?, luego de una expedición con su padre al bosque. Cuando Benjamin sufre un accidente, Helen decide volver a verlo y a partir del reencuentro indaga sobre el pasado.

Benjamin: Me desperté y te busqué en el refugio y no estabas, y el refugio tampoco estaba. Había desaparecido todo. Es lo único que sé. Desapareciste durante la noche, te busqué por todos lados, te busqué y te busqué y no te encontré. 

Helen: Me acuerdo que en un momento de la noche salí de la bolsa y del refugio y me quedé parada en el borde del lago. Grité, te llamé, el fogón estaba apagado, vos no estabas y nadie me vino a buscar. Escuché un búho, sentía que alguien me miraba. Había luna llena, de color amarillo claro. Veía la luna sobre la superficie del lago y se oía el viento sacudiendo los árboles.

Pasajeros - Peter Rock

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Benjamin y Helen, padre e hija, se comunican a través de un dispositivo diseñado por Helen: una máquina graba lo que dice el padre, lo transcribe y lo envía en forma de fax, que la hija recibe y lee. En esta forma de comunicación tan extraña, se empieza a desentrañar un misterio de esa relación tan rara: una semana en la que Helen quedó ¿abandonada? ¿perdida?, luego de una expedición con su padre al bosque. Cuando Benjamin sufre un accidente, Helen decide volver a verlo y a partir del reencuentro indaga sobre el pasado.

Benjamin: Me desperté y te busqué en el refugio y no estabas, y el refugio tampoco estaba. Había desaparecido todo. Es lo único que sé. Desapareciste durante la noche, te busqué por todos lados, te busqué y te busqué y no te encontré. 

Helen: Me acuerdo que en un momento de la noche salí de la bolsa y del refugio y me quedé parada en el borde del lago. Grité, te llamé, el fogón estaba apagado, vos no estabas y nadie me vino a buscar. Escuché un búho, sentía que alguien me miraba. Había luna llena, de color amarillo claro. Veía la luna sobre la superficie del lago y se oía el viento sacudiendo los árboles.