Desde las primeras líneas, cuando nos desafía a “enterrar el nombre propio” y “dejar el corazón sobre una piedra, libre para la sed”, Damián Lamanna Guiñazú abre a un paraje íntimo y desbordado, cruzado por relámpagos, que es también un pasaje.

Devenir de hijo a padre, y nuevamente de padre a hijo; por momentos desterrado de sí y sutilmente aéreo, como esos ríos voladores que, alimentados por la humedad de la Amazonía, fluyen a dos mil metros sobre el suelo.

Teresa Arijón

Para siempre a ese fantasma - Damián Lamanna Guiñazú

$11.000
Para siempre a ese fantasma - Damián Lamanna Guiñazú $11.000

Desde las primeras líneas, cuando nos desafía a “enterrar el nombre propio” y “dejar el corazón sobre una piedra, libre para la sed”, Damián Lamanna Guiñazú abre a un paraje íntimo y desbordado, cruzado por relámpagos, que es también un pasaje.

Devenir de hijo a padre, y nuevamente de padre a hijo; por momentos desterrado de sí y sutilmente aéreo, como esos ríos voladores que, alimentados por la humedad de la Amazonía, fluyen a dos mil metros sobre el suelo.

Teresa Arijón