Seguir el itinerario de una revista como Primera Plana no sólo implica dibujar la geografía en su corte predominantemente dinámico sino, a la vez, ir trazando las diversas variables que se cruzan en un semanario de esa índole: desde las tapas provocativas hasta la lista de avisadores, pasando por los temas privilegiados sin eludir el estáf de colaboradores y, va de suyo, descifrando al público al que se apuesta, además de ciertas palabras-clave que funcionan como guiños cómplices que suelen difundirse en función de ciertos pactos de lectura.
María Eugenia Mudrovcic plantea desde un comienzo su trabajo de lectura definiéndolo por los rasgos más exigentes. Un perfil que, en su andadura, prescinde del supuesto prestigio de los cánones### actitud que, en su revés de trama, llega a poner en evidencia su rechazo de todo tipo de preconcepto y, de manera correlativa, cualquier entonación que se cargue de complacencias. Su sobria tesitura no se altera ni aún cuando resuelve intercalar sarcasmos o veredictos. Es que sabe de memoria que así como no hay literatura inocente, tampoco se puede plantear una auténtica práctica crítica olvidándose de los riesgos consiguientes.
David Viñas

Nombres y litigo - María Eugenia Mudrovcic

$18.115
Nombres y litigo - María Eugenia Mudrovcic $18.115

Seguir el itinerario de una revista como Primera Plana no sólo implica dibujar la geografía en su corte predominantemente dinámico sino, a la vez, ir trazando las diversas variables que se cruzan en un semanario de esa índole: desde las tapas provocativas hasta la lista de avisadores, pasando por los temas privilegiados sin eludir el estáf de colaboradores y, va de suyo, descifrando al público al que se apuesta, además de ciertas palabras-clave que funcionan como guiños cómplices que suelen difundirse en función de ciertos pactos de lectura.
María Eugenia Mudrovcic plantea desde un comienzo su trabajo de lectura definiéndolo por los rasgos más exigentes. Un perfil que, en su andadura, prescinde del supuesto prestigio de los cánones### actitud que, en su revés de trama, llega a poner en evidencia su rechazo de todo tipo de preconcepto y, de manera correlativa, cualquier entonación que se cargue de complacencias. Su sobria tesitura no se altera ni aún cuando resuelve intercalar sarcasmos o veredictos. Es que sabe de memoria que así como no hay literatura inocente, tampoco se puede plantear una auténtica práctica crítica olvidándose de los riesgos consiguientes.
David Viñas