“No se lo digas a nadie” le pide una madre a su hija. Y le entrega no solo un secreto familiar sino también recuerdos propios que van configurando un espacio, un tiempo, unos hábitos, unos modos de sentir, hacer y valorar. La historia familiar- armada de pasiones, deseos, amores prohibidos y secretos- se inscribe en otra historia mayor, la de una cultura y aún más, la de una guerra, la Segunda Guerra Mundial.

Esta es una nouvelle sobre la voz y la memoria: porque está construida a partir de una primera voz que ha sido escuchada y porque todo este relato es memoria que otorga identidad. La hija narra la identidad materna, pero también algo de la suya propia, en la medida en que puede representar, de este modo, su origen y su filiación.

La lectura de esta nouvelle nos acerca la vivencia de numerosas historias familiares de emigrados y de sus descendientesn nuestro país. Nos acerca, también, revelaciones profundamente humanas porque en tanto lectores, nos apropiamos de las pasiones que se agitan en los protagonistas, empatizamos con el cansancio dolorido del soldado que vuelve de la guerra, visualizamos el paisaje tal como lo percibe quien vive en un ámbito que le es cercano, solo singularizado en relación con una acción o un devenir que lo hace especial: el naranjal, el río crecido, o ese en que se lavan las sábanas, o esa calle por donde una niña adivina un regreso a Portigliola, pueblo real vuelto ficticio en las páginas de esta nouvelle.

 

No se lo digas a nadie - Silvana de Ingeniis

$14.000
No se lo digas a nadie - Silvana de Ingeniis $14.000

“No se lo digas a nadie” le pide una madre a su hija. Y le entrega no solo un secreto familiar sino también recuerdos propios que van configurando un espacio, un tiempo, unos hábitos, unos modos de sentir, hacer y valorar. La historia familiar- armada de pasiones, deseos, amores prohibidos y secretos- se inscribe en otra historia mayor, la de una cultura y aún más, la de una guerra, la Segunda Guerra Mundial.

Esta es una nouvelle sobre la voz y la memoria: porque está construida a partir de una primera voz que ha sido escuchada y porque todo este relato es memoria que otorga identidad. La hija narra la identidad materna, pero también algo de la suya propia, en la medida en que puede representar, de este modo, su origen y su filiación.

La lectura de esta nouvelle nos acerca la vivencia de numerosas historias familiares de emigrados y de sus descendientesn nuestro país. Nos acerca, también, revelaciones profundamente humanas porque en tanto lectores, nos apropiamos de las pasiones que se agitan en los protagonistas, empatizamos con el cansancio dolorido del soldado que vuelve de la guerra, visualizamos el paisaje tal como lo percibe quien vive en un ámbito que le es cercano, solo singularizado en relación con una acción o un devenir que lo hace especial: el naranjal, el río crecido, o ese en que se lavan las sábanas, o esa calle por donde una niña adivina un regreso a Portigliola, pueblo real vuelto ficticio en las páginas de esta nouvelle.