Recuerdo una operación que realizamos en la Facultad de Derecho; fue al atardecer. El hall de entrada estaba inundado de mesas donde se vendían libros de Trotski, de John William Cooke y de Carlos Marx. Los pasillos se empezaban a llenar de estudiantes y profesores; se había corrido la voz de que hablaría Firmenich. El clamor de unas cien personas avanzaba por los pasillos del segundo piso entre carteles, banderas y consignas escritas en las paredes con aerosol negro. Nosotros habíamos tomado previamente el aula y escuchamos a una voz gritar: <<¡Ahí viene!>>. Firmenich avanzaba con su custodia personal a paso  firme y decidido entre los jóvenes que lo miraban como una leyenda. El más buscado de la Argentina estaba ahí y entró al aula. Yo me había quedado en la puerta con el revólver en la mano. Firmenich se subió a la tarima, levantó la mano derecha pidiendo silencio y arrancó diciendo: «Este no es el Perón que nosotros inventamos...>>.

Niebla polar - Rodolfo García

$19.500
Niebla polar - Rodolfo García $19.500

Recuerdo una operación que realizamos en la Facultad de Derecho; fue al atardecer. El hall de entrada estaba inundado de mesas donde se vendían libros de Trotski, de John William Cooke y de Carlos Marx. Los pasillos se empezaban a llenar de estudiantes y profesores; se había corrido la voz de que hablaría Firmenich. El clamor de unas cien personas avanzaba por los pasillos del segundo piso entre carteles, banderas y consignas escritas en las paredes con aerosol negro. Nosotros habíamos tomado previamente el aula y escuchamos a una voz gritar: <<¡Ahí viene!>>. Firmenich avanzaba con su custodia personal a paso  firme y decidido entre los jóvenes que lo miraban como una leyenda. El más buscado de la Argentina estaba ahí y entró al aula. Yo me había quedado en la puerta con el revólver en la mano. Firmenich se subió a la tarima, levantó la mano derecha pidiendo silencio y arrancó diciendo: «Este no es el Perón que nosotros inventamos...>>.