"Puto. Maricón. Trolo. Tragasable. Te la comés doblada. Invertido. Joto. Hueco. Cabro. Bicha. Gay. Oedófilo. Lobby LGBT. Puto otra vez. El mundo nos nombra de las formas que se le ocurran, pero nosotras, ¿cómo nos nombramos?, ¿cómo nos pensamos?, ¿adónde queremos ir?, ¿con quén queremos discutir?, ¿a la altura de qué nos tenemos que poner?

Si abrís este libro no encontrarás ninguna respuesta, más bien, se te llenará el culo de preguntas, pero acaso qué mejor que tu ano para salvaguardar esos traumas existenciales e identitarios. En este espectro de la diverisdad, somos los nenitos especiales y sobreprotegidos. Nuestros pitos sí pueden jugar al espadeo del poder, entonces, desde ese lugar, es momento de mirarnos entre nosotras y empezar a hacernos cargo de nuestro recorido. No todas quieren luchar, no todas quieren activar, no todas quieren ayudarse. Comunidad con olor a escatológico.

Lucas Fauno no se pone a tirar postas como aquellos universitarios europeos que aceptan sin chistar sus teorías de género, es una amiga que se sienta al lado y empieza, como la pesada que es, a decirte punto por punto dónde revisar tu trolez. Y, obvio, hablando un montón sobre ella misma. Desde las maneras de nustros armarios, la maldición de la fealdad, la vida a pelo, lo que nos esnifamos, sangre, caca, leche, pis.

Y ahí arrancás a decirle: "Yas, sis", "Amiga, no es por acá", "Mmmmm... ¿Decís?", y ella, lejos de atacarse, acariciará su chiva y dudará. Su chispeante mirada se alejará de este plano. Se reorcerán las entradas de su colorado pelo. Ese es el pequeño gran gesto que comienza cualquier acto de rebeldía: dudar."

Luki la Puti