Una luz que nunca se apaga -y que bien podría ser un fantasma- y un patito de goma gigante son los inopinados desencadenantes de una serie de acontecimientos que llevarán a Ramón Mañana, un diletante de provincias atrapado en esa edad en la que ya no se es joven pero todavía no se es viejo, a embarcarse en un viaje inesperado. En su odisea navegará las turbulentas aguas del periodismo gotcha, el nuevorriquismo madrileño y el lumpenproletariat de la farándula, combinadas en un sorprendente thriller tragicómico que retrata a su fascinante elenco de personajes con tanto acerbo como compasión.
La soledad, el aislamiento y la telebasura se arremolinan para formar una historia acerca de las familias -biológicas y escogidas- y cómo estas determinan los destinos de sus miembros más allá de lo que nos gusta aceptar. La historia salta de la comedia al drama, de lo ridículo a lo majestuoso, del lujo a la sordidez, resultando un zig-zag trepidante lleno de giros que atrapa al lector y le sumerge en un mundo extraño donde la moral dominante ya no aplica y lo que se considera normal es mucho más amplio.
Muestras privadas de afecto es, en cierto modo, una novela picaresca del s. XXI. O tal vez un cuento moral, o realismo como el de Dickens o sencillamente una historia rocambolesca e imposible -pero completamente posible- llena de sentimiento y alma. O todas las anteriores.
Rafael de Jaime Juliá.

Muestras privadas de afecto - Guillermo Alonso

$15.500
Muestras privadas de afecto - Guillermo Alonso $15.500

Una luz que nunca se apaga -y que bien podría ser un fantasma- y un patito de goma gigante son los inopinados desencadenantes de una serie de acontecimientos que llevarán a Ramón Mañana, un diletante de provincias atrapado en esa edad en la que ya no se es joven pero todavía no se es viejo, a embarcarse en un viaje inesperado. En su odisea navegará las turbulentas aguas del periodismo gotcha, el nuevorriquismo madrileño y el lumpenproletariat de la farándula, combinadas en un sorprendente thriller tragicómico que retrata a su fascinante elenco de personajes con tanto acerbo como compasión.
La soledad, el aislamiento y la telebasura se arremolinan para formar una historia acerca de las familias -biológicas y escogidas- y cómo estas determinan los destinos de sus miembros más allá de lo que nos gusta aceptar. La historia salta de la comedia al drama, de lo ridículo a lo majestuoso, del lujo a la sordidez, resultando un zig-zag trepidante lleno de giros que atrapa al lector y le sumerge en un mundo extraño donde la moral dominante ya no aplica y lo que se considera normal es mucho más amplio.
Muestras privadas de afecto es, en cierto modo, una novela picaresca del s. XXI. O tal vez un cuento moral, o realismo como el de Dickens o sencillamente una historia rocambolesca e imposible -pero completamente posible- llena de sentimiento y alma. O todas las anteriores.
Rafael de Jaime Juliá.